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De Tita Thyssen a Carmen Lomana: cómo viven la edad de oro del sexo

Jane Fonda lo ha dicho alto: anima a seguir practicando sexo en la edad madura. Un grupo de españolas de la vida social y cultural hablan sin complejos del tema, desvelan sus gustos más íntimos y derriban tabúes

Carmen Cervera: «Se pueden poner estigmas, pero cada mujer es libre de decidir lo que quiere hacer con su vida íntima»
Carmen Cervera: «Se pueden poner estigmas, pero cada mujer es libre de decidir lo que quiere hacer con su vida íntima»larazon

Jane Fonda lo ha dicho alto: anima a seguir practicando sexo en la edad madura. Un grupo de españolas de la vida social y cultural hablan sin complejos del tema, desvelan sus gustos más íntimos y derriban tabúes.

Si una noche en la cárcel por protestar contra el cambio climático no es gran cosa para Jane Fonda, menos lo es mostrar en público un vibrador y dar una descripción detallada de cómo funciona. Y si es como el que diseña su personaje Grace en la serie de Netflix, que está adaptado a mujeres maduras, no habrá dedos artrósicos que se le resistan. A los 82 años el sexo existe y puede que más de una lectora lleve colgado de su cuello este artilugio en lugar de una hermosa pieza de joyería. ¿Jane Fonda es un caso insólito o la sexualidad femenina en la edad madura es una realidad? LA RAZÓN ha escogido algunas mujeres icono de la vida cultural y social española que nos han verificado, en un ejercicio de suma generosidad, que, efectivamente, aun sin el relumbrón hollywoodiense que la actriz pone al asunto, el sexo no cumple años y se revela, como indica nuestra primera entrevistada, Carmen Lomana, «exquisito, libre, seductor y muy exigente». Carmen Cervera, una mujer con una de las biografías más apasionantes, respalda la reivindicación de la socialité: «Los sentimientos no tienen edad y el cuerpo sigue a tu cabeza. Todo depende de tu mente. La sexualidad femenina aún sufre muchos estigmas y más aún a medida que va cumpliendo años. ¿De qué manera se puede romper? Jane Fonda siempre ha sido muy atractiva y al hablar así estoy segura de que dará confianza a muchas mujeres». Nos sorprenden su ausencia de prejuicios y su habilidad para dar con una sensualidad que no entiende de complejos. Se ven libres para expresarse, si bien se reservan el capricho de callar piadosamente cuando se les preguntan algunos pormenores. La periodista Rosa Villacastín cree que no podría ser de otra manera: «Le estamos ganando a la vida diez, 20 años, lo que quiere decir que una mujer de 65 o 70 tiene las mismas necesidades que otra de 55. La ciencia investiga y trabaja a nuestro favor con geles, cremas y combatiendo la menopausia con terapia hormonal, que evita la sequedad vaginal y de la piel o los calores». Es una etapa en la que la libido se rebela por la falta de estrógenos, pero la capacidad de sentir no se detiene. «El sexo está en la cabeza y si no te pones tú misma un dique lo puedes vivir de una manera plena y muy gratificante», argumenta Lomana, coleccionista de alta costura y colaboradora en medios de comunicación. Se declara sexualmente activa y considera que el sexo solo con amor es pura leyenda. Confiesa que lo único que puede inhibir su deseo es «un señor sin atractivo, poco interesante o torpe en la seducción».

También para Rosa Valenty, actriz y vedette, el erotismo es parte importante en su vida. «Me sigo gustando y quiero gustar a los demás. Amo la vida y a las personas que transmiten burbujas de champagne. La edad no está en el DNI, sino en la actitud y en quererse una misma. La sociedad se ha abierto y hay una libertad para actuar de manera más natural. La atracción, el amor, la forma de conquistar y de ligar se han transformado con las redes sociales. Lo importante es la ilusión y no tener complejos».

La excitación, clave

«A medida que cumple años, la mujer entiende su cuerpo, sabe lo que le gusta y no tiene miedo a pedirlo. Habrá que asumir que el sexo no tiene por qué ser perfecto y que necesitará un reajuste en las rutinas o en la estimulación para adaptarse a los imperativos biológicos», añade la actriz Marisol Ayuso en lo que parece un trato justo con el tiempo. Quizás el resultado no serán grandes orgías bajo la luna ni florituras en la posición, pero, como expresa Villacastín, no faltarán momentos mágicos: «Ya no necesitas que tu pareja haga el salto del tigre para excitarte, pero sí que preste atención a otras muchas partes del cuerpo. La excitación la puedes sentir con un roce en el cuello o una caricia en la comisura de los labios. La autoestima es fundamental. Conozco mujeres con curvas estupendas sin complejos y creo que es esa actitud la que permite disfrutar». No tienes las urgencias de los 30 (o sí), lo que puede ser una ventaja, según la periodista, para disfrutar con juegos eróticos. De todo ello, y también de los cambios que sufre el hombre, habla en su libro «Hay vida después de los 50». «Deja el sexo un mes y él te deja tres», interviene con ironía la actriz María José Goyanes. Lo que nos transmite es que el sexo está ya muy tocado. «Los sexólogos se han encargado de poner la palabra justa y hemos perdido el pudor al hablar de ello». Ella se queda con el erotismo que desprende «De amor y lujuria», la obra que tantas veces le ha permitido subir a escena el amor en todas sus dimensiones, desde la pureza de su descubrimiento hasta el erotismo, la pasión y la lujuria.

Después del embarazo

La actriz y vedette María José Cantudo nos cuenta que practica la filosofía del olvido para dejar atrás experiencias que no le aportaron nada positivo. «Mi embarazo, con solo 17 años, marcó durante décadas mi sexualidad. A partir de los 45 es cuando me liberé de miedos y empecé a hacer el amor intensamente. Con la madurez el sexo es más maravilloso. Cualquier mirada, caricia o palabra adquiere un significado especial. La edad no me impide ser una mujer viva como lo he sido siempre y, si llegase el caso, viviría la sexualidad con la misma pasión y más libertad». Lo que no concibe, dice, es el sexo sin amor. «Sexo por sexo, nunca». De la misma opinión es María Rosa, bailaora y directora de ballet, que accede a la entrevista con cierta suspicacia y marcando unos criterios muy estrictos para la vida sexual: primero atracción, después amor y, en último lugar, sexo. Siguiendo este ciclo, no descartaría volver a vivir una relación con la misma intensidad si eso le hiciera feliz.

Todas ellas –intelectuales, mitos eróticos que han despertado sueños ardientes, auténticas estrellas del teatro, artistas y emprendedoras– ofrecen un riguroso retrato de la sexualidad femenina en la edad madura en todas sus variantes: sexo con amor, sexo sin amor y amor sin sexo. En algo se han puesto de acuerdo: la erótica se mantiene espléndida incluso más allá de los 80. «La mujer mayor es un grupo demográfico cada vez más amplio y la presencia de mujeres que hablan de su erótica a edades cada vez más avanzadas es muy inspiradora», argumenta Carmen Rigalt. En su opinión, no es la naturaleza la que marca una fecha límite, sino ese tabú castigador que condiciona que, entre los 60 y 80, algunas caigan en una edad tonta con planteamientos más discretos. «Es a partir de los 80 cuando las personas se ennovian y aman con mayor libertad. No sé si es progresivo, pero, por lo que puedo ver, se practica un sexo más divertido y desinhibido que a los 50». Pilar Cristóbal, antropóloga y sexóloga, fue pionera en la divulgación de una sexualidad madura y sin tapujos. No podíamos eludir su presencia en este tributo a la edad de oro sexual: «Las mujeres siempre hemos ido por delante, pero a esta edad aún más. Las de 70 y 80 hicimos la revolución sexual, tomamos la píldora, controlamos la natalidad, vivimos la Movida. Queremos seguir viviéndola. Habrá un momento en que ya no podamos salir a pescar, pero sí aprovechar lo que nos trae el río». Aunque sea, como indica Villacastín, «en camas separadas y habitaciones diferentes, que a estas edades ya tenemos muchas manías como para tener que dormir con los ojos abiertos cuando el otro duerme a pierna suelta». Nos quedamos con el consejo de la baronesa Thyssen a las mujeres que van entrando en años: «No dejar la vida pasar, no vegetar. Se pueden poner estigmas, pero cada mujer es libre de decidir lo que quiere hacer de su vida íntima. Los sueños y ver la vida siempre de color de rosa son los que nos hacen avanzar. No importa lo que opinen, lo importante es ser fiel a uno misma, levantarse por las mañanas y sonreír».