Accidente
El día que Campanario echó a Belén Esteban de la vida de Jesulín
Se cumplen 20 años del accidente que le pudo costar la vida al torero
Un accidente casi mortal, una enfermera improvisada, una ex que se negó a una petición clave… En la madrugada del 23 de septiembre de 2001, el todoterreno de Jesulín de Ubrique se salía de la carretera a tan solo 15 kilómetros de su finca «Ambiciones». El torero se debatía entre la vida y la muerte. El parte médico era claro: paciente en estado crítico, con perforación de pulmón, fuerte traumatismo craneoencefálico, cinco vértebras y seis costillas rotas y luxación de hombro.
Jesús llamó a Belén Esteban, su ex, para pedirle que le llevara al hospital sevillano Virgen del Rocío a la hija de ambos, Andreíta, pero la hoy tertuliana de «Sálvame» se negó cuando el de Ubrique manifestó que no quería verla a ella, sino, solamente, a la niña.
«Si no quieres verme a mí –cuentan que dijo Belén –, tampoco vas a ver a tu hija». Y le colgó el teléfono.
El accidentado pensaba que se moría y quería despedirse de la pequeña. Era un momento dramático, marcado por la desesperanza, no cabría lugar para el perdón… Al final, se obró el milagro y, tras estar un mes ingresado, en el que le comunicaron que a lo mejor no volvería a andar, le dieron el alta, y los reporteros gráficos captaron la imagen de un Jesús emocionado y deseoso de recuperar su vida normal. A su lado, una mujer menuda observaba sonriente al torero. Fue entonces cuando descubrimos la existencia de María José Campanario, la joven de Castellón con la que el hijo de Humberto Janeiro llevaba saliendo desde hacia unos meses. Y la que no se separó de su lado desde que salió de la UCI y le subieron a planta en el centro sanitario.
La actitud de la princesa de Paracuellos le costó la ruptura definitiva con el padre de Andrea, con el que ni tan siquiera quedó una simple amistad. Volvieron a encontrarse en el tanatorio donde se velaba el cuerpo sin vida del padre de la colaboradora televisiva. Jesús sintió siempre un enorme cariño por el hombre que pudo ser su suegro y quiso darle un último adiós. Con la hija apenas un cruce de palabras, un pésame muy sentido. Nada más.
Y desde aquí desmentimos que el torero le dijera a Belén Esteban que si se hubiera presentado en el hospital las cosas serían distintas para las dos. Vamos, que se habrían reconciliado. J. M., un amigo de Los Janeiro, lo corrobora: «Jesús se limitó a expresar sus condolencias y a decir que se había ido una buen persona y que lo sentía muchísimo. Lo otro es un invento».
Años después, Jesulín confesó que jamás se habría casado con Belén: «Con cualquiera menos con ella, y Belén sabe perfectamente el porqué». La negativa le costó la cruz del hombre del que seguía enamorada… sin ser correspondida. María José le ganó la partida con esa jugada maestra de permanecer junto al enfermo, mientras la de San Blas se quedaba tranquilamente en Madrid y, a fin de cuentas, compuesta y sin novio. Su actitud le pasó una dura factura, porque nunca le perdonó esa manera de ser.
Una fuente cercana a Jesús desvela a LA RAZÓN que «Campanario jugó muy bien sus cartas, fue muy lista, aprovechó claramente la oportunidad de afianzar su relación sentimental con Jesulín. Belén equivocó totalmente su estrategia. Si hubiera llevado a Andrea, seguramente no le habrían prohibido la entrada en la habitación. Eso que llegaron a publicar de que fue el patriarca Humberto quien le dijo que no querían verla, es mentira. Fue el propio Jesús quien manifestó que se presentara con su hija, pero que ella no sería bienvenida. La idea era que la niña fuera recogida por alguno de los Janeiro y que Belén esperara fuera».
Son muchos los que intentaron enfrentar al torero y la tertuliana, pero él no entró en esa guerra mediática. Es más, en una ocasión afirmó que «esa mujer ha pasado por mi vida, tenemos una hija en común, y nada más. La vida sigue y le deseo lo mejor». A María José la conoció en un bar de El Bosque, un pueblo cercano a «Ambiciones». Les presentó una amiga común y los tres se fueron a tomar café a la finca. Jesús sintió un flechazo. Era enero de 2001 y Campanario regresó a su tierra. No volvieron a verse hasta cuatro meses más tarde, y él reconoce que «me enamoré de tal forma que luché con todas mis fuerzas para conseguirla».
Flechazos
La vida pone a cada uno en su sitio. Actualmente, Jesús vive momentos felices al lado de María José y sus dos hijos, Julia y Jesús, y Belén está casada con Miguel Marcos, un conductor de ambulancias que se cruzó en su camino hace más de ocho años, cuando ella tuvo un problema con su diabetes y fue trasladada a un hospital en un auto que conducía el sanitario. Los que les conocen bien aseguran que el flechazo fue inmediato y que ella hizo lo imposible por conseguir el teléfono de quien, desde junio de 2019, es su marido.
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