Entrevista
Alvarno: “Lo clásico resiste cualquier apocalipsis”
ÁlvaroCastejón y Arnaud Maillard, o sea, Alvarno, han revolucionado la danza con su vestuario para el espectáculo «Woman»
Cuatro años seguidos recibiendo el premio a la mejor colección de la Mercedes Benz Fashion week. Casi un lustro dirigiendo la Maison Azzaro, o sea, una de las grandes de la alta costura de París. Que son únicos en su especie, es obvio. Son, perdónenme ustedes, otra liga. De la que no hay en España, vamos. Grandes, grandes, grandes, como cantó Mina. A ver, que pocos diseñadores pueden decir que crecieron cogiditos de la mano derecha de Karl Lagerfeld o de Oscar de la Renta… Ahí es nada. Quizás por eso, que en este país no somos de envidias ni nada, se les ha tachado de serios o de arrogantes. Vamos, que la culpa la tenían ellos... Cómo no… Lo que pasa es que están orgullosos de lo que hacen. ¿Lo último? Revolucionar la danza con su vestuario para Woman, el espectáculo de vanguardia de Aarón Vivancos donde un navarro y un francés han reinventado el fleco y la bata de cola. Con ustedes, dos señores a los que adoro, Álvaro Castejón y Arnaud Maillard, o lo que es lo mismo, Alvarno.
Lo de estar todo el santo día creando, ¿no es agotador?
Ambos: Ojalá estuviéramos todo el día creando. Este oficio tiene mucha creatividad y también mucha gestión. ¡Crear es más divertido!
¿Se puede ser moderno, imaginativo, libre, desprejuiciado… en el mundo de la moda española o somos de gris marengo y camel y pare usted de contar?
Á. C.: Ahora mismo, sí se puede. No hay más que echar un vistazo a las redes sociales.
¿Creen que hay demasiada moderna haciendo cosas raras?
A. M.: Hay modernas de pueblo. Siempre las ha habido, pero ahora no hay filtros. Hacer cosas raras es interesante, pero no todo es moderno.
Dicen que los diseñadores odian a las mujeres haciéndolas subir en tacones altísimos o embutiéndolas en faldas imposibles…
A. M.: A lo mejor es que a esos diseñadores les gustaría ser esas mujeres. No es nuestro caso. Nosotros amamos y respetamos a las mujeres que confían en nuestro criterio.
¿Prefieren ser los diseñadores de referencia de una estrella del pop, loca y caprichosa, o prefieren serlo de muchas señoras cardadas como Dios manda?
Á. C.: ¡Hay muchas cardadas muy locas y divertidas. El mundo del pop se las ha perdido!
Decía Karl Lagerfeld que los estampados son para señoras gordas. A las genias se les va la pinza, ¿no me digan ustedes que no…?
A. M.: También decía que la gente que usaba sábanas con estampados era para no tener que cambiarlas a menudo… Hay genias que tienen mucho sentido del humor.
Por cierto, ¿cómo era el Kaiser?
A. M.: Era la persona más divertida y consciente de la realidad que hemos conocido en la moda. Somos afortunados de haber vivido tantos momentos con él.
¿Lo clásico nunca fue moderno?
Á. C.: Lo clásico resiste cualquier Apocalipsis.
Corríjanme si es necesario a Coco Chanel: nunca se está suficientemente delgada ni se es suficientemente rica.
Á. C.: No hay nada que corregir.
Cuénteme esa prenda o ese diseñador que ustedes jamás han entendido…
Á. C.: Nos cabe todo, aunque no lo parezca. También tenemos la capacidad de olvidar al segundo. Hay cosas que nuestro cerebro archiva en spam directamente.
Chándal, calcetín tenis, zuecos de enfermera… ¿el Apocalipsis está cerca?
Á. C.: El Apocalipsis ya pasó y no nos hemos enterado.
¿Qué no se ven bocetando?
A. M.: Nunca digas nunca jamás. No entraba en los planes diseñar una bata de cola y acabamos de realizar el vestuario del espectáculo «Woman».
¿Su prenda fetiche?
A. M.: La camisa blanca.
Dicen que si uno quiere dedicarse al porno, hay que empezar por el nombre artístico y que el mejor es el que se consigue uniendo el nombre de su mascota con el de su calle, ¿cuál sería el suyo?
Á. C.: Jacob Coello. Suena bien, ¿verdad?
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