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Última hora: Camilín, de nuevo ingresado. La última bajada a los infiernos del hijo de Camilo Sesto (y la nueva actitud de su madre)

Lourdes Ornelas vive impotente la situación

Camilo Michel Blanes, hijo de Camilo Sesto
Camilo Michel Blanes, hijo de Camilo SestoUATGTRES

Lourdes Ornelasguarda silencio ante las últimas noticias que ha protagonizado su hijo Camilo Blanes, «Camilín». El estado del joven, que ha vuelto a ser ingresado en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid por sus problemas de salud, es un misterio. No puede más, le duele en el alma escuchar lo que se comenta de su hijo. Ha empezado una catarsis silenciosa, alejada de los medios de comunicación y de los colegas de la profesión, con los que siempre tuvo una relación tan amable como profesional.

Su vida transcurre entre su piso en el centro de Madrid y sus visitas al chalet de Torrelodones donde reside su hijo desde el fallecimiento de su padre. El pasado domingo recibió la penúltima llamada de alerta: Camilín se encuentra muy mal y se niega a acudir al hospital. En la vivienda, los médicos del SUMMA tratan de estabilizarle sin éxito. Después, un helicóptero medicalizado aterriza en el jardín de la finca. Por fin, tras ser atendido in situ y ya estable, se descarta trasladarlo a un centro hospitalario. No pasan ni dos horas de esta escena cuando las primeras informaciones, confusas y alarmantes, ven la luz en televisión. La periodista Nuria Chavero, que cita como fuente a los facultativos que le atendieron, asegura que su estado es crítico y que todo apunta a un infarto cerebral. Sorprende que, a pesar del alarmismo y las especulaciones de las primeras horas, su madre, Lourdes Ornelas, no responda a los numerosos periodistas que marcan su número. Lo hará, días después, concediendo unas declaraciones a Marina Esnal que publica LA RAZÓN: «No es para tanto y él está bien, de verdad».

El jueves, al cierre de esta edición y después de días sin respuesta, me encuentro a una mujer tajante y dolida. Esa misma tarde su hijo ha sido ingresado en un hospital pero ella, nerviosa, evita pronunciarse al respecto: «Yo no hago catarsis en televisión, no soy de esas. He decidido no volver a hablar de nada referente a mi hijo, ni a mí, ni a nadie. No tengo necesidad. No quiero ser grosera pero voy a colgar. Estoy en el autobús y me tengo que bajar».

Camilo Michel Blanes con su madre Lourdes Ornelas por las calles de Torrelodones, Madrid. 10/09/2019
Camilo Michel Blanes con su madre Lourdes Ornelas por las calles de Torrelodones, Madrid. 10/09/2019UATGTRES

La impotencia de una madre

Al colgar no puedo dejar de analizar sus palabras: catarsis. La palabra con la que los griegos se referían a la purificación del ánimo mediante las emociones que provoca la contemplación de una situación trágica define cómo se siente y su drama personal. Aunque los problemas de su hijo comenzaron en su adolescencia en México, se acentuaron al instalarse madre e hijo en Madrid tras la muerte del artista. Los intentos de su madre para incapacitarle han sido tan infructuosos como los de hacerle ver que necesita ayuda especializada. No queda ya nada de esa Lourdes esperanzada que, a principios de este año y tras el grave percance que llevó a su hijo en la UCI durante más de 40 días. «La vida le ha dado una nueva oportunidad y está dispuesto a aprovecharla», aseguraba.

Camilo no consintió entrar en un centro de desintoxicación ni que su madre se fuera a vivir con él. Aún así, Lourdes consiguió ganar algunas pequeñas batallas: tomar las riendas de sus cuentas e imponer la presencia de una mujer de la limpieza, de nacionalidad mexicana como ella, que le informaba del estado de su hijo. Desde el mes de marzo, Lourdes figura como administradora única de la sociedad Torrepeñote S.L, creada por Camilo Sesto para gestionar su actividad musical. Ahora es ella quien administra sus ingresos por los derechos de autor de Camilo Sesto. De ahí, Lourdes paga los gastos de su hijo y le da el dinero que necesita para su día a día.

Actualmente permanece ingresado por una grave neumonía, la misma que le llevó a estar casi dos meses ingresado en la otra ocasión. Es su penúltima caída a los infiernos. Y ella lo sabe.