Más allá del fútbol
Los negocios de Luis Enrique: ladrillo, caballos y electricidad
LA RAZÓN descubre la faceta más desconocida del entrenador nacional, que divide su vida profesional entre el fútbol y un amplio tejido empresarial que ha atesorado junto a su mujer
Odiado y venerado a partes iguales, si hay algo en lo que todo el mundo está de acuerdo sobre la figura de Luis Enrique Martínez es que no deja indiferente a nadie. Su personalidad volcánica genera tanta simpatía entre sus partidarios, como animadversión en sus detractores. No es algo extraño en su caso. Se trata de algo heredado durante su etapa como futbolista, donde pasó de ser ídolo a villano de un día para otro. Fue en su etapa en el Real Madrid cuando, tras cinco temporadas en el conjunto blanco, abandonó el club tras no alcanzar un acuerdo de renovación. Sus declaraciones posteriores hicieron el resto. «Me veo en las figuritas en la televisión y me veo raro de blanco. Creo que el azulgrana me sienta mejor», comentaba Luis Enrique despertando la ira de los aficionados con besos al escudo del eterno rival.
El míster está entregado en su faceta de «streamer» en las redes sociales, donde responde amablemente a las preguntas de los aficionados. Una muestra más de su carácter poliédrico. Eso sí, suma casi 700. 000 seguidores.
Esa personalidad volcánica se transforma de puertas para adentro a decir de quienes le conocen. Ahí se aparca el carácter hosco y rocoso que muestra en ocasiones y surge el Luis Enrique afable y divertido, el hombre de familia y amante de sus tres hijos Pacho, Sira y Xana, esta última fallecida en 2019 con 9 años, a causa de un osteosarcoma. Precisamente, hace unos días coincidiendo con el partido que España disputaba contra Alemania, el seleccionador tuvo un emotivo recuerdo para ella. «Hoy no solo jugamos contra Alemania. Hoy también es un día muy especial, porque cumplirías trece añitos. Amore, allí donde estés, muchos besos y que pases un gran día. Te queremos», contaba Luis Enrique en un vídeo desde Qatar. Su sólida relación con su mujer, Elena, ha sido el más férreo apoyo en los momentos más duros del asturiano. Tanto Elena como él llevaron la enfermedad de su hija con la máxima privacidad. La noche del 29 de agosto de 2019 el seleccionador dimitía temporalmente de su cargo por «razones personales», anunciando así que lamentablemente su hija había fallecido después de una dura lucha de cinco meses contra un cáncer de huesos. «Te echaremos mucho de menos, pero te recordaremos cada día con la esperanza de que en un futuro nos volvamos a encontrar. Serás la estrella que guíe a nuestra familia», dijo entonces.
La pareja lleva casada 25 años, desde que contrajeron matrimonio, en noviembre de 1997, en la Iglesia de Santa María del Mar, en el barcelonés barrio del Born. Por aquel entonces, Lucho (como le llaman sus íntimos) era futbolista del Barcelona y Elena Cullell, una azafata de tierra de tan solo 25 años. Ella pertenecía a la alta burguesía de Barcelona. Es, además, licenciada en Económicas por la Universidad de Barcelona, aunque nunca ha ejercido. Sus conocimientos, a buen seguro, le han resultado útiles para asesorar a su marido en los distintos negocios en los que tiene invertido el capital ganado durante su etapa como futbolista. Durante ese tiempo, el asturiano amasó una pequeña fortuna que ha sabido diversificar convenientemente en el mundo de los negocios tras abandonar el fútbol.
Luis Enrique participa en tres empresas de forma directa o indirecta. Pero de todos sus negocios hay uno con el que tiene especial implicación emocional: los caballos. Su hija Sira destaca desde niña como amazona. El míster español es socio junto a su mujer Elena y su hija Sira en Ristar Horses SL, el proyecto familiar de empresa que crearon en marzo de 2020 con el fin de apoyar y promocionar la carrera como amazona de su hija. Ubicada en la calle Santa Leonor, de Madrid, y constituida con un capital social de 5.000 euros la sociedad nacía para la «realización de todo tipo de actividades de enseñanza y educativas sobre temas de hípica y equitación» y la «compraventa de caballos».
Activos inmobiliarios
La sociedad está administrada de forma solidaria por Sira Martínez y sus padres, que figuran como apoderados de la misma. En la empresa figura también como administrador Patrimonial Lupasi SL, la sociedad familiar a través de la que el seleccionador controla sus activos inmobiliarios. Ristar Horses no ha presentado cuentas desde su creación por lo que es difícil valorar su rendimiento.
Patrimonial Lupasi, por su parte, fue creada en 1994 dedicada a la promoción inmobiliaria. Se trata de la secuela de otra de las empresas creadas por el futbolista, Patrimonial Luis Enrique SL. Radicada en Madrid y con un patrimonio de 1,1 millones de euros, la empresa declaró números rojos en 2020, la última fecha de la que constan registros, perdiendo 112.965 euros al final del ejercicio. Un pequeño bache contable que no quitará el sueño al seleccionador, ya que la sociedad acumula activos por valor de más de 13.3 millones de euros. Luis Enrique es también apoderado de la empresa Inversiones Siargao SL, un holding empresarial participado por el propio Luis Enrique y la sociedad Gesternova SA, una comercializadora eléctrica con intereses en el mercado gasístico.
Luis Enrique es un inversor cauto. No todos los negocios emprendidos le han salido bien. Está liquidando desde 2019 una inmobiliaria llamada Xago Investigaciones y Proyectos, que solicitó el concurso de acreedores. Es solo una muesca en una carrera como inversor que (también) parece impecable.
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