Vaticano
Amalia, el único gran amor de juventud del Papa Francisco
El sumo pontífice todavía mantiene correspondencia con Amalia Damonte
Eran dos adolescentes y se enamoraron pasionalmente. A él le llamaban Marito, y ella es Amalia Damonte. Hoy les separan miles de kilómetros, la una vive en Argentina y el otro en el Vaticano. Y recuerdan con nostalgia aquel episodio de sus vidas. Amalia fue el único gran amor conocido del que con los años sería el Papa Francisco. Y mantienen, por lo que cuentan en Roma, contacto por carta.
La historia sentimental acabó porque los padres de la chica se opusieron firmemente a aquella relación primeriza. Fue todo un drama para la pareja, y el entonces conocido, simplemente, por su nombre y apellidos como Jorge Bergoglio, le juró a su amada que si no se casaba con ella se haría cura. El problema no tuvo solución y meses más tarde el actual Papa entraba en el seminario. Ni se imaginaba que descamas después seria elegido como sumo pontífice.
Desde Argentina, Amalia ve con orgullo hasta donde ha llegado quien fuera su primer amor. En unas declaraciones a un medio de comunicación bonaerense explica que “Jorge era una persona que, siendo niño, era grande, maduro, una maravilla de muchacho. Jugábamos en las aceras o en los parques de la zona al agua, a la rayuela, bailábamos... Algo muy lindo. Éramos muy humildes y amábamos a los pobres, en eso éramos almas gemelas". Y añade que “me envió una 'cartita' con un dibujo y un tierno mensaje: 'si no me caso con vos, me hago cura'. Y es lo que ocurrió”.
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