Reflexión
Cari Lapique: la fortaleza elegante de una "abuela molona"
Tras un año marcado por la pérdida de su marido, su hija Caritina y su hermano, la empresaria reaparece con serenidad y una sonrisa que habla de amor, familia y resiliencia. "Mis nietos son lo más importante", confiesa.
En el universo social madrileño, pocas figuras despiertan tanto cariño y admiración como Cari Lapique. Su estilo impecable y su discreción natural la han convertido en un referente de elegancia y saber estar, incluso en los momentos más oscuros. Y el último año ha puesto a prueba su fortaleza como nunca antes: la muerte de su marido, Carlos Goyanes, en agosto de 2024; la de su hija Caritina, tan solo unos días después; y la pérdida de su hermano, Manuel Lapique, en enero de este año. Tres golpes devastadores que habrían hecho tambalear a cualquiera.
Sin embargo, Cari ha encontrado la manera de seguir adelante. Lo ha hecho con la entereza de una madre y el amor de una abuela, apoyada en su otra hija, Carla Goyanes, en su yerno Antonio Matos -quien ha decidido continuar con el catering que fundó Caritina- y, sobre todo, en sus cinco nietos, que se han convertido en su refugio y razón de vida.
Volcada en sus nietos
"Mis nietos son lo más importante", repitió con emoción durante el lanzamiento del nuevo libro de su amiga Belén Junco, un acto en el que reapareció radiante, con ese halo de serenidad que solo da el haber sobrevivido a la tormenta. Allí, entre cámaras y afectos, Cari presumió con orgullo de ser una "abuela molona", una etiqueta que lleva con humor y cariño. "Me encanta ese mote", confesó entre risas.
Tiene cinco nietos: Pedro y la pequeña Cari, hijos de Caritina y Antonio; y Carlos, Santi y Beltrán, los tres hijos de Carla con Jorge Benguría. Aunque adora a los cinco por igual, su atención se ha centrado especialmente en los dos mayores, huérfanos de madre desde el pasado verano. "Han sido unos meses muy duros, pero están saliendo adelante", cuentan desde su entorno. Carla lo explicaba hace poco: "Mi hermana les transmitió la gran fe que ella tenía, y eso les ayuda a seguir adelante, a ser felices dentro de esa ausencia tan dolorosa".
Este verano, Cari dio un paso simbólico hacia la luz al recoger un premio póstumo concedido por la revista ELLE al catering de su hija. Fue un homenaje cargado de emoción, pero también de orgullo: la constatación de que el legado de Caritina sigue vivo.
Hoy, Cari se refugia en los pequeños placeres cotidianos: los planes con sus nietos, las comidas familiares, los ratos de lectura. "Leo muchísimo. Lo que no hago es ver series, pero con ellos, si me lo piden, me paso al otro bando", contó divertida. Esa mezcla de ternura y humor define a la perfección su nueva etapa: una vida reconstruida desde el amor, donde la pérdida ha dado paso a la gratitud.