La fiesta de Lomana
La crónica del sábado de Lomana: Tamara no llora, Tamara factura
Cuando llega el verano me entra una necesidad irresistible de mar y otro tipo de vida, así que hago pequeñas escapadas a diferentes lugares.
Cuando llega el verano me entra una necesidad irresistible de mar y otro tipo de vida, así que hago pequeñas escapadas a diferentes lugares de la costa que me hacen volver renovada a Madrid.
Mi última escapada ha sido a Mallorca, ¡qué isla tan preciosa! El tiempo, maravilloso, nada que ver con los calores de Madrid. Volví a mi hotel favorito, el Son Caliu Spa, una maravilla que cuenta con piscina privada en algunas habitaciones, playa, spa, gran silencio y tranquilidad. Sus dos restaurantes tienen una deliciosa comida. No se puede pedir más. El día lo pasaba entre el mar y la piscina. Las noches, en Puerto Portals, con cenas en el Flanigan, un restaurante mítico con una cocina deliciosa. Era el favorito de nuestro Rey Juan Carlos y su familia en los tiempos que Mallorca era su lugar. Marivent ahora está demasiado tranquilo y solitario. Como les decía, Portals es un pequeño puerto con embarcaciones de lujo y una gran oferta de tiendas. Siempre hago mi recorrido, en el que no falta parada en la famosa boutique Arias de mi amiga Maite, en la que es imposible resistir la tentación de llevarse alguna prenda de la magnífica selección de marcas que tiene. Alguien imprescindible para mí en Palma es Esteban Mercer y una cena en su preciosa casa. Es uno de los mejores anfitriones que conozco. Hombre culto, refinado, elegante, divertido y magnífico amigo. Con él y sus conocidos es imposible no divertirse. Me sorprendió la amabilidad de las gentes de Palma, nunca imaginé tanto cariño y amabilidad en todos los lugares que visité, no pensaba que era tan popular y querida, ¡gracias de corazón! Qué suerte tenemos de esta nuestra España, con sus maravillosos lugares y gentes para perderse...
A mi vuelta me encontré con las entrevistas en «El Hormiguero» de Pablo Motos a nuestros candidatos a presidente del Gobierno. Solo le pido una cosa al que consiga la victoria: seriedad. Que no coloquen de ministros a personas que no tienen preparación suficiente para gestionar, solo por amiguismo o para pagar favores. Queremos los justos pero buenos tecnócratas que sepan llevar a nuestro país a lo más alto y conseguir que los españoles vivan mejor y más felices. Que desaparezcan con mano dura los aprovechados de su cargo y «trincones». Que no dilapiden el dinero que nos sacan a las personas que trabajamos friéndonos a impuestos. En resumen, gestionar con ética y rigor. No creo que sea difícil. Hemos aguantado demasiada mentira y falta de seriedad y vergüenza, llegó la hora de cambiar.
Hablando de falta de seriedad y cursilería, tenemos la boda de esta pareja absurda, que estoy poniendo velas a santa Rita para que se casen de una vez y nos dejen en paz. Yo comprendo que esto es un negocio y, según se comenta en los corrillos de televisión, les han pagado una barbaridad que prefiero no repetir. Toda la familia, incluidos los novios, nos llevan dando «la turra» en la revista del saludo, supongo que contando tonterías, que ya no se pueden aguantar. Cada semana, un miembro de esa empresa sale en la portada.La novia se va a Nueva York a encargarse el vestido, como si en España no hubiese modistos, pero como se había puesto «rechoncha», a continuación se ingresa en una clínica. Me estoy temiendo que en la segunda prueba le quede grande, pero a mí, ¡plim! Lo que es más preocupante o divertido es que siguen saliendo infidelidades del novio. Pero dice el pavo que eso fue antes de la reconciliación, coincidiendo con la Misa del Gallo en Nochebuena. ¡Así que pelillos a la mar, a mirar para otro lado! Según cuentan, a la mujer con la que fue infiel a Falcó , Íñigo le decía que Tamara no le ponía. Esto sí que es fuerte, aunque él haya pasado de truhán a monaguillo. Desde aquí, quiero desear a la que llaman la boda del año un final feliz, si dejan de vender su vida. Claro ejemplo del feminismo de Tamara es la frase de Shakira: «Las mujeres no lloran, las mujeres facturan».
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