Opinión
El diario de Amilibia: Él ya no ama a la Yoli, dicen
«Dicen las malas lenguas que la Yoli ya no es la marca blanca e inmaculada del sanchismo, la muleta del PSOE»
Es lo que tiene el afán desenterrador: empiezas levantando lápidas (Franco, José Antonio, Queipo de Llano) y acabas resucitando el Movimiento Nacional, que en su día fue «comunión de voluntades y creencias que asume la tarea de devolver a España el destino profundo de una indestructible unidad de destino…» No sé si Yolanda Díaz se apuntó al Movimiento en plan huida hacia adelante solitaria en pos de su destino profundo, ahora que en la Moncloa, cuenta Morodo, empiezan a renegar de ella, pero el caso es que como Movimiento Sumar se registró su partido. Movimiento: hay palabras que no conviene desenterrar sin tocar madera.
Dicen las malas lenguas que la Yoli ya no es la marca blanca e inmaculada del sanchismo, la muleta del PSOE. Dicen que han perdido la fe en ella: ya no es el milagro, sino el problema. La culpan de arruinar el proyecto sanchista con su ideología extrema, como si hubieran descubierto ahora el comunismo amoroso de besos, abrazos y ternuras de la Yoli. Parece que las cabezas pensantes (¿) de la Moncloa no sirven ni para investigadores de «Mask Singer»: no se enteran nunca de quién está tras las máscaras. Así que ante el avance de «la extrema derecha y la derecha extrema», Él ha decidido gritar a sus subalternos «¡dejadme solo!» como los toreros que se levantan después de una cogida, y ya solo se aferra al retrato mustio de sí mismo.
Él ya no ama a la Yoli, dicen. Movimiento Sumar puede quedarse como el traje de novia encargado por Él que quizá ahora ella se pondrá para casarse con otros, y ahí tenemos el Movimiento en modo «Motomami». La pista del circo puede teñirse de rosa telenovela: «Amar no es para siempre».
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