
Opinión
El diario de Amilibia: ¡Canta, Pablo, canta!
"Cuentan que en su crowdfunding ofrece una canción por cada donativo de 250 euros, me imagino que cantada por él a la guitarra"

Leo: «Pablo Iglesias ha anunciado el lanzamiento de una campaña de financiación colectiva para trasladar la taberna Garibaldi a un local más amplio», o sea, que Iglesias necesita capital para ampliar su Iglesia y así combatir el fascismo desde un púlpito mayor, pues la feligresía crece sin parar y hay que provechar el tirón. Los analistas morados más audaces le aconsejan que vuele alto (el cielo se toma por asalto) y busque ubicaciones en la Milla de Oro o en La Moraleja. Los locales son más caros, sí, pero la idea de captar nuevos feligreses entre el pijerío progre de la zona es tentadora y un nicho sin explotar. Si se traslada a La Moraleja, allí tendría como vecino a Richard Gere, por ejemplo, que vive muy preocupado por los sintecho. Un empujoncito más desde la barra de Garibaldi y, entre tapa y tapa, podría pasar del budismo al podemismo con la bendición del Dalai Lama.

Cuentan que en su crowdfunding ofrece una canción por cada donativo de 250 euros, me imagino que cantada por él a la guitarra. Le veo hace años interpretando ante María Teresa Campos aquello tan bonito en plan rap: «Toco la guitarra, pero no soy un macarra/ soy el amo de la barra, cuento chistes que te meas, soy la juerga padre, la alegría de la huerta…». También le recuerdo actuando ante Pablo Motos. O sea, que experiencia artística tiene. Ahora, Pablo podría reinventar la taberna musical, con él como estrella. Le podría acompañar algunas noches Ione Belarra interpretando jotas navarras de esta guisa: «No a la guerra/ para el fascista rearme/ ni una puta perra/ por mucho que se alarme». Y otras, dándole al reguetón: «Aunque vaya sin sostén/ a mí no me toques la teta/ te daré con la sartén/ o mejor con la banqueta». Gran show.
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