Gastronomía

Donde hacen Chek-in... Alejandra Herrador y Carlucci: Un viaje de Alcocéber a Japón con el paladar

En Atalaya (Alcocéber), los cocineros ponen en valor los vegetales autóctonos

y los pescados azules con toda su grasita

Alejandra Herrador y Carlucci
Alejandra Herrador y CarlucciCedida

Los tomates en Alcocéber son una joya de la naturaleza, de ahí que insistan a todo el que visita esta zona que regresen con varios kilos: «Contamos con las huertas de Cap i Corp y una de ellas es de mis tíos. Cultivan raf, corazón de buey, tomate rosa buenísimo, además de judías verdes, berenjenas, pimientos… La verdura de verano es increíble, tiene mucho sabor. Esta es una temporada en la que nos volvemos muy vegetales y comemos mucho pescado azul, ya que coge grasita, entre ellos, sardinas, caballas y el bonito. Son nuestros favoritos». Quien habla es Alejandra Herrador, que, junto a Emanuel Carlucci, está al frente del restaurante Atalaya, con una estrella Michelin en Alcocéber y dos Soles Repsol. Nos cuentan que trabajan los productos de la huerta y el mar: «Estamos muy comprometidos con los productores de la zona, quienes nos ofrecen los más espectaculares», dice la cocinera, que nos confirma que la propuesta la componen platos más ligeros: un 70 por ciento de ellos son fríos y un 30, calientes durante el verano.

Los sabores de verdad

Para saborear de verdad los citados pescados, en cuanto pueden hacen «chek-in» es en dos templos gallegos, como no podía ser de otra manera: la casa de Pepe Solla, situada en Poio (Pontevedra) y en Culler de Pau (El Grove), de Javi Olleros: «Voy todos los años. Nadie trata el pescado como ellos. La caballa, buenísima, el bonito…, pero también el rodaballo. Respetan tanto el producto que, a veces, se nos olvida cómo saben las cosas de verdad», declara la cocinera. Y, en cuanto a los vegetales, según sus palabras, nadie los manipula como Begoña Rodrigo, quien innova en la charcutería vegetal. Hemos de decir que fue la cocinera de La Salita quien nos puso en el radar este espacio de Alcocéber abierto durante todo el año.

«Es más fácil destacar»

Encontrarse fuera del circuito gastronómico, dice, tiene grandes desventajas, ya que el suyo es un destino temporal. Durante el verano «llenamos. Es fácil facturar y trabajar, pero en invierno cuesta más y hay que mantener al equipo. Lo mejor es que más fácil destacar», confirma Alejandra al tiempo que confiesa que le apasiona Kaido (kaidosushi.es), en Valencia. Yoshikazu Yanome, licenciado en Económicas, fue nombrado el año pasado embajador de buena voluntad de la cocina japonesa por el gobierno nipón. Junto a él, Taichi Yokoi y Juan Alberto Faus componen el equipo: «No me gusta ir sola, pero es tan bonito ver cómo cocinan que para mí es suficiente». Asimismo, nos traslada con el paladar a Castellón, donde se encuentra Izakaya Tasca Japonesa, cuyo dueño y cocinero se llama Sergio Ortega. «Es la única izakaya japonesa que hay», advierte.

Bib Gourmand, de la guía Michelin, es uno de esos sitios que está dando que hablar, pues supone una auténtica inmersión en la cocina popular nipona, ya que es posible comer recetas muy puras y de sabores potentes y profundos: «El chef es un tío genial y al explicar cada plato cuenta anécdotas de sus múltiples viajes a Japón. Es el restaurante con más lista de espera», continúa.

En su Alcocéber nos lleva a la Taberna Pikapote, en la que la apuesta es una cocina vasco- mediterránea a donde hay que ir para comer la ensalada de tomate con ventresca de bonito. ¿El postre? En My Gelato, porque hacen sorbetes de frutas muy ricos, de ahí que lleven a la hija que tienen en común en su día libre. Su preferido, el de fresa. Poco tiempo tienen de comerse una puesta de sol durante la temporada álgida del restaurante, pero, en cuanto se despegan de los fogones, no se privan de una cerveza bien fría con unos mejillones a la marinera en el chiringuito Columbretes ( Benicasim). ¿Dónde quieren hacer un inminente check-in?, preguntamos: En Les Cols, «hace mucho que queremos escaparnos», concluye.