Entrevista

Antonio Pagudo: "No descarto acabar en el circo o haciendo sincronizada"

El actor asegura que se deja llevar en lo que respecta a su profesión, una filosofía que le permite disfrutar de su trabajo y no cerrar ninguna puerta

Antonio Pagudo
Antonio PagudoGtres

Es imposible no asociar su rostro al de Javier Maroto, el personaje de “La que se avecina” al que dio vida durante más de diez años. Pero Antonio Pagudo cuenta con una extensa trayectoria profesional en la que también ha tenido cabida el cine y, sobre todo, el teatro. Ahora se estrena como modelo en el Torrevieja Weekend, una propuesta del diseñador Eduardo Navarrete que no tuvo que pensar mucho a la hora de aceptar. “Yo no pienso mucho las cosas ni me paró a pensar en el caché. Eduardo me transmite una energía que me flipa. Cuando estoy con él me siento artista y le veo artista, me suma, así que, ¿por qué no?”, cuenta a LA RAZÓN en el entorno privilegiado que ofrece la costa de la ciudad alicantina…

¿Es más de playa o de montaña?

Soy de playa. En la montaña lo paso regular porque los insectos me ponen un poco nervioso. En la playa lo puedo controlar más, aunque también tengo lío con los mosquitos. No me gusta mucho la arena, porque de pequeño acampamos muchos fines de semana en la arena, nos quedábamos ahí mucho tiempo y me incomodaba. Pero en la playa me lo he pasado muy bien, con la sensación de conectar con la naturaleza y ser libre desde muy pequeño, sobre todo en el Mediterráneo, que puedes estar horas dentro del mar. Con mi mujer y mis hijos vamos mucho a Cabo de Gata y me gusta buscar calitas y, sobre todo, estar mucho en el chiringuito (risas).

¿Qué viaje recuerda con más cariño y por qué?

Me sorprendió mucho Maldivas, porque teníamos previsto otro viaje saliendo del confinamiento, pero nos cancelaron unos vuelos y decidimos un destino que fuera sólo de ida para no tener muchos problemas. Fui con mi mujer y mis hijos y fue un viaje que nos unió mucho como familia. Era una cultura completamente diferente, en un sitio paradisíaco en el que sólo se podía disfrutar de la naturaleza. Fue una conexión con lo que teníamos alrededor y entre nosotros. Lo hicimos de una forma especial porque fuimos a una isla local, no a un resort, y todo lo hicimos con gente de allí en una isla muy pequeña. Veíamos tortugas, mantarrayas, ¡hasta un tiburón ballena! Fue muy especial y bonito.

También recuerdo con mucho cariño Costa Rica, porque fuimos cuando estábamos empezando Mónica (su mujer) y yo. Ella me descubrió ese destino y me lo pasé genial. Fue pura vida, me plantee muchas cosas.

¿Cómo se plantea el verano? ¿Más ocio o trabajo?

Trabajo, y eso es bueno. Tengo muchas ganas de volver al escenario, y encima voy al Teatro Romano de Mérida, con una comedia de Shakespeare, rodeado de grandes como Pepón Nieto o Esteban Garrido. Es un sueño de espectáculo y para los que nos gustan las artes escénicas, es un regalazo.

¿Por qué a casi todos los actores les atrae más el teatro que la televisión?

En la televisión formas parte de un gran engranaje en el que tú sólo eres un eslabón de esa cadena. Pero, en cuanto tienes capacidad de influir en lo que está pasando y te sientes más creador, pues te gusta más, y eso es lo que te da el teatro: la posibilidad de ir modificando la obra conforme te ves tú con el público.

¿Y el cine?

Pues mira, acabamos de estrenar en el Festival de Cine de Málaga “Bajo terapia”, una película basada en una obra de teatro, y el jurado nos ha dado una Biznaga por la interpretación al conjunto de actores. El rodaje se pudo hacer cronológicamente porque sólo se desarrolla en un espacio, y con mucho trabajo hemos llegado a sutilezas que parece que ha visto el jurado del festival. Si el cine se hiciera a ese nivel, gana muchos puntos…

¿Se imagina en una superproducción?

Me encantaría un proyecto al nivel de los grandes actores de Hollywood, que se pasan seis meses preparando el papel en una montaña o cualquier sitio para entrar en el personaje, pero no llega. No hay gente que proponga esas cosas o no existe aquí esa forma de rodar. Si entráramos en ese juego, cambiarían mucho las cosas, pero, de momento, el teatro se lleva siempre la palma.

¿Cómo fue salir de “La que se avecina” tras más de diez años?

Justo en ese momento estaba en el teatro, con “Perfectos desconocidos”, estaba currando. Aun así, por supuesto que te genera algo después de tanto tiempo. Yo he ido haciendo las cosas cómo me han ido viniendo. Cuando empecé en esta profesión, no sentía que podía ser actor. Pero me fui a Madrid a hacer las pruebas de Arte Dramático y aprobé. De repente empecé a trabajar con una compañía, luego me ofrecieron hacer una serie en Andalucía, de ahí pasé a “Cuéntame”... Han ido sucediendo las cosas poco a poco, no hay tanta decisión en lo que yo he hecho con mi carrera. Las circunstancias me han enseñado a no planificar mucho y a ser sensitivo.

¿Recuerda el día que le cambió la vida en este camino en el que se ha dejado llevar?

Sí, recuerdo el momento en que sentí que algo hizo “click”. Hice las pruebas de Arte Dramático en Madrid y Málaga al mismo tiempo. Aprobé en las dos ciudades, y cuando me enteré estaba con mi padre, en su taller. Se suponía que yo iba a quedarse con ese taller, pero, de repente, le miré y me dijo muy contento: ‘Pues te tendrás que ir a Madrid a trabajar allí’. Fue una maravilla sentir que estaba tan a favor.

¿Cómo se ve dentro de 10 años?

Pues ya has visto por dónde voy… Me voy dejando llevar, no descarto acabar en Hollywood, en una carpa de circo, haciendo acrobacias en una moto, en una piscina haciendo sincronizada o presentando un programa. No me cierro a casi nada, y sólo pido seguir teniendo esta actitud, que hace que disfrute mucho de mi carrera y de la gente que tengo alrededor. Siento que los míos están orgullosos de lo que estoy haciendo y, por lo menos, seguir con eso…