
Sucesos
El escándalo histórico: la desoladora (pero fugaz) estancia carcelaria de Sophia Loren
Nada menos que 112 millones de liras tuvieron la culpa de que la actriz acabara entre rejas en 1982

Fueron tan solo diecisiete días privada de libertad, pero Sophia Loren los define como «los peores de mi vida». Todo comenzó en 1973, cuando el ministerio de Hacienda italiano descubrió una supuesta evasión fiscal de 112 millones de liras en las cuentas corrientes de la actriz.
La Justicia la condenó en 1977 a cumplir una pena de prisión efectiva de un mes, aunque, finalmente, tan solo estuvo esos diecisiete días encarcelada en un centro penitenciario de Caserta, cerca de Nápoles, en la que entró el dieciocho de mayo de 1982. La diva residía por aquel entonces en Suiza, pero, por consejo de sus abogados, se trasladó voluntariamente a Italia para entrar en dicho centro.
Su ingreso estuvo rodeado de un gran escándalo, la esperaban en la puerta de la cárcel periodistas de todo el mundo, y una legión de seguidores que exigía continuamente su liberación. Ella apareció con un sobrio vestido firmado por Valentino y costosas joyas que quedaron a buen resguardo cuando tuvo que ponerse el mono de reclusa.
Aunque alguien pueda pensar lo contrario, no obtuvo ningún trato de favor, comía el mismo menú que el resto de las presas y seguía las normas impuestas. A su celda se acercaban muchas de las mujeres que cumplían condenas para pedirle favores, autógrafos, e incluso préstamos, así como para preguntarle chismes de Hollywood o consejos de moda. Se volvió una más entre sus compañeras presas y tuvo con ellas un trato cercano durante su ingreso.
La directora del centro, Liliana di Cristoforo, contaría tiempo después que «un grupo de reclusas vino a pedirme permiso para visitar a Sophia, todas estaban deseando conocerla en persona. Cuando llegó me sorprendió ver su delgadez y su alta estatura, acentuada por sus tacones que le hacían sobresalir al lado de los demás. No nos pidió ningún trato especial, el primer día tan solo comió un huevo, una ensalada y una fruta. Fue muy amable y respetuosa. A pesar del revuelo originado por su situación, ella no parecía estar afectada».
Pero la actriz confesó una vez que recuperó la libertad que «escuchar cómo las puertas se iban cerrando detrás de mí, según iba de un lugar a otro de la cárcel, y sin tener las llaves, fue horrible. La experiencia resultó terrible, estaba rodeada de mujeres que habían cometido crímenes y otros delitos importantes y más graves que el mío».

Poco después de abandonar el centro penitenciario, manifestó que «me entregué voluntariamente a la Justicia para poder entrar en mi país. No es culpa mía encontrarme en esta situación, porque no es que yo no quiera pagar mis impuestos, todos saben que fue un error de mi contable».
Ironías de la vida, en el año 2013, un tribunal revisó el caso a la luz de nuevas interpretaciones legales y cambios en el marco fiscal italiano, y determinó que la tributación aplicada por Loren y sus asesores en el ejercicio de 1974 era válida. De este modo, la condena fue anulada y quedó absuelta de todos los cargos. Sophia, al enterarse de la grata noticia, dijo exultante: «Siempre creí en la Justicia italiana y ahora estoy feliz de que finalmente se haya hecho justicia».
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