Miguel Ángel Tobías y su travesía marina más espectacular: "Fue una aventura épica y peligrosa"

Miguel Ángel Tobías se ha enfrentado a un reto náutico muy especial. En su documental "Atlántico: Navegantes del Alma" relata cómo se embarcó junto a 11 desconocidos de entre 17 y 80 años, y sin experiencia previa en navegación, para cruzar el océano en una peligrosa travesía de exploración personal.

- ¿Cuál es el propósito de esta aventura?

- Explorar la mente humana, las emociones, la conducta de las personas… Y decidí meter en un velero conmigo a once desconocidos, que ninguno teníamos la menor experiencia en navegación. El viaje fue una verdadera odisea, con tormentas, tifones, un accidente casi mortal de uno de los tripulantes, que, afortunadamente, no llegó a peores, en fin, una aventura épica y peligrosa, y un estudio antropológico de la conducta humana.

- ¿Ninguno se conocía previamente?

- Ninguno. Había un americano, un angoleño y el resto españoles de distintos puntos de nuestro país. Pero todos trabajamos juntos con un objetivo común, sin enfrentamientos ni rencillas. En los treinta días de navegación no hubo el menor malentendido, al contrario, todo fue solidaridad, cariño, apoyo…

- ¿Utilizaron tecnología vanguardista?

- Nada de nada. Ni tan siquiera móviles ni ordenadores. El riesgo era muy alto, porque una vez que te alejas trescientas millas de la costa ya no hay posibilidad de rescate. Si te ocurre algún problema de salud serio, estás muerto. Compartimos reflexiones y experiencia, y todos hemos vuelto transformados. Nadie llegó a América como empezó…

- ¿Si no sabían navegar, quién manejaba el velero?

- Un capitán que conocí en las Baleares, pero, para él, también era la primera vez que hacía una travesía tan larga. Y todos, aún sin saber, hemos tenido que hacer las maniobras. Salimos desde Canarias y llegamos a Martinica. Con una parada técnica en Cabo Verde para arreglar la vela que se había roto durante una tempestad.

- ¿Qué nueva aventura tiene en mente?

- El 22 de agosto viajaré a Groenlandia para rodar un documental en el que denunciaré el efecto del cambio climático en los glaciares. Junto con otros tres aventureros, en doce días, recorreremos doscientos kilómetros por el mar, que hace unos años no se podían navegar porque eran hielo. Y los vamos a cubrir con bicicletas de agua. Vamos sin asistencia y cada uno carga con más de sesenta kilos de material. Dormiremos sobre bloques de hielo. El documental se titulará "Hielo de la vida".