Salud Mental

Miguel Ángel Tobías: «Cuando salí vivo de los Andes entendí que fue para cumplir una misión»

El reconocido productor dirige la serie «El Camino interior», 16 etapas del Camino de Santiago que recorre con diferentes personajes para abordar temas sobre la salud mental

El productor Miguel Ángel Tobías
El productor Miguel Ángel Tobías Camino Interior

Seguramente les suene la cara de Miguel Ángel Tobías porque, entre otros proyectos, durante unos años dirigió, produjo y presentó el mítico «Españoles por el Mundo». Durante esa etapa recorrió mil países y se dio cuenta de que, más allá de los compatriotas que mostraban su vida en el extranjero, había multitud de historias sin ser contadas. «Vi que el mundo estaba lleno de injusticias tremendas y me prometí que cada año iba a desarrollar un proyecto 100% social, benéfico y que generara conciencia social», explica a LA RAZÓN. Justo evocaba esa idea cuando la tierra tembló fuerte bajo Haití.

Era el año 2010 y así surgió el primer trabajo de esta saga: «Sueños de Haití», que recaudó millones de euros íntegros para las víctimas. «Yo solo pongo el proyecto al servicio de una causa: nunca toco el dinero. Éste va de quien lo quiere dar a quien lo tiene que recibir». Fue precisamente regresando de la gira por Latinoamérica de la producción «Me llamo Gennet» –la historia de la primera mujer sordociega en conseguir un título universitario– cuando ya llevábamos un tiempo escuchando la todavía extraña palabra «coronavirus». Poco después nos confinaron y la vida nos cambió.

Pero, lejos de quedarse en casa, empujado por el agradecimiento que sentía hacia la vida por saber que su nonagenaria mamá estaba bien, sintió el impulso de hacer algo por todas esas madres y padres mayores que no lo estaban tanto. «Me puse en contacto con las autoridades sanitarias de la Comunidad de Madrid y en dos días ya estaba de voluntario en una residencia de ancianos. Era lo peor de la pandemia, aquella primera etapa, cuando no había EPIS ni mascarillas y los muertos se contaban por centenares».

Allí comprendió que, más allá de los efectos que podía dejar a los supervivientes de la covid, las secuelas que quedarían a nivel global iban a ir más en la línea de la salud mental. No se equivocó. «Las cifras están al alcance de todos. El número de suicidios –sobre todo en adolescentes–, el uso de antidepresivos o ansiolíticos, los profesionales de salud mental desbordados... La realidad es que hay un enorme porcentaje de gente que “a pesar de” tener trabajo, comida etc, no se siente bien y todavía arrastramos el estigma de no contarlo abiertamente por no mostrarse débil, por miedo a perder relaciones, trabajos... Es evidente: tenemos que hacer algo que sirva para ayudar». Y fue así como surgió su último proyecto, que desde el pasado domingo y durante 16 semanas se emitirá en TVE y más tarde se quedará en la app de RTVE Play, para que todo el mundo pueda verlo cuando quiera. Se llama «El Camino Interior» por su analogía con la introspección que surge haciendo el Camino de Santiago, y consta de 16 capítulos.

Y es que el Camino lo han recorrido millones de personas a lo largo de miles de años y sirve para mirar hacia dentro incluso para quienes no lo hacían con esa intención. «Hay mucha gente que lo hace con fines turísticos o deportivos pero, inevitablemente, surge un viaje de introspección a la existencia vital de cada uno», explica Tobías. «Cuando se me ocurrió, el Camino llevaba un año cerrado y pensé que era el decorado ideal (por paisaje y energía) para hacer lo que quería: recorrer varias etapas con personas que, como yo, cumplieran cuatro requisitos». Debía ser gente del mundo del conocimiento, que fueran conferenciantes internacionales, que tuvieran libros publicados («significa que ya han hecho el ejercicio de parar») y que hubieran vivido una circunstancia límite que les provocara una quiebra vital. «De los 17 que somos, contándome a mí, 14 hemos estado al borde la muerte», aclara el productor.

Él, concretamente, lo ha estado en tres ocasiones: en África casi se ahoga y se envenena con apenas 13 días de diferencia, y en los Andes casi muere de hipotermia. Fue esta última ocasión cuando Miguel Ángel sintió que le «ayudaron desde algún lado». «Es la historia de un milagro», confiesa, y de hecho está recogida en el libro «Renacer en los Andes»; una obra que le costó muchos años convencerse de que debía escribirla.

«Por circunstancias, la primera noche sobreviví a la intemperie pero sabía que una segunda noche iba a ser imposible porque me deshidraté, no iba a venir nadie y tenía los conocimientos suficientes para saber qué le pasaría a mi cuerpo y que, por tanto, era imposible aguantar. Ahí entré en un diálogo directo con Dios y pedí cinco cosas. Y sucedieron. Fue un milagro». Tobías se refiere a Dios sin concretar: «Si eres religioso, en el Dios que creas, en la energía universal... en lo que sea, ahí no entro, solo hablo de trascendencia apelando a algo superior por encima de nosotros», aclara.

En ese momento que estaba al borde de la muerte a 6.000 metros de altura, tuvo una catarsis. «Ahí me pasó algo parecido a eso que cuenta la gente que ha estado a punto de morir, que es que se te pasa tu vida en fotogramas. Yo no viví eso pero entras en otra dimensión y sí hice una reflexión profunda», admite. En ese momento, explica, pides perdón y sientes la dureza de tener que despedirse de tus seres queridos sabiendo que mañana van a recibir una llamada que les va a destrozar. «Yo iba a cuidar de ellos desde el otro lado y darte cuenta de eso te cambia radical». Miguel Ángel salió vivo de aquello y, aunque su faceta altruista le ha acompañado desde siempre, entonces se volcó con las causas sociales y, en particular, con el cuidado de la salud mental, el gran talón de aquiles de la sociedad actual. «Al salir de allí con vida, tras cumplirse esas cinco cosas que pedí y que se obrara ese milagro entendí que yo había salido vivo precisamente para cumplir una misión: tengo que ayudar en todo lo que pueda al mayor número posible de personas».

Como se dedica a la comunicación, decidió poner su granito de arena de esta forma y así, enlazando proyectos sociales, llegó hasta el Camino de Santiago acompañado de estas 16 personas que eligió. Es gente como Edurne Pasabán, David Meca o Mario Alonso, entre otros. «Al final te das cuenta de que con todos hablo de lo mismo: del amor, el miedo, la familia, la amistad, el duelo, la salud mental... porque a todos los seres humanos nos une lo mismo». Y es que, según Tobías, hay que aprender a despedirse. «La vida es un camino de despedidas porque si no el que te has ido eres tú», zanja. Para eso, asegura, es importante aprender a separar el dolor del sufrimiento. El primero, para él, está relacionado con el amor y no hay que evitarlo: «Hay que instalarlo en tu corazón y se va a transformar en amor». Sin embargo, señala la importancia de «ser capaz de controlar el sufrimiento, que es un constructo mental».

Cuando se encontró en esa tesitura en los Andes, Tobías quiso gritar a su familia que cuidaría de ellos y por eso, dice, sabe lo que gritan aquellos que están al otro lado. Y de estos temas precisamente va «El Camino interior»; de qué se siente ante la muerte, cómo afrontar los duelos y cómo, en definitiva, afrontar la existencia de una forma honesta y coherente con la vida que uno quiere llevar.

La serie, que ya se había estrenado en otras plataformas antes de dar el salto a la tele pública, ya ha ayudado a mucha gente. El feedback que le llegó a Tobías desde el principio fue increíble. «Ha ayudado a gente a salir de depresiones, de duelos, a no suicidarse... Con que solo lo haya conseguido una persona ya ha merecido la pena todo». Porque, aunque es evidente que el proyecto se creó con esa intención, confiesa que no podía imaginar el aluvión de agradecimientos que recibe a diario. Es más, «el 100% de las personas que ven la serie, no solo la vuelven a ver, sino que la recomiendan porque ven su valor terapéutico». Tanto es así que incluso profesores de universidad la ponen en clase de Psiquiatría.

Y, lejos de quedarse parado, Tobías compagina sus proyectos audiovisuales con unos talleres de cuatro horas de crecimiento interior que va dando por diferentes ciudades españolas. Las conferencias se llaman «Renacer», duran cuatro horas y desmontan nuestro sistema de creencias. «La gente sale transformada, muy contenta, y eso me hace muy feliz», admite. Mientras, nos quedaremos disfrutando de las etapas del Camino, sus paisajes y sus charlas inspiradoras. ¡Ultreia!

Próxima parada: un velero por el Atlántico

Lejos de quedarse quieto, el productor está deseando que vea la luz su último proyecto. Se llama «Atlántico: navegantes del alma», y ha supuesto una experiencia extrema. Ha viajado con 11 personas que no se conocían de nada entre ellas durante un mes atravesando el océano Atlántico. «Es un estudio antropológico sobre la conducta humana. Al final te das cuenta de que si nos abriéramos todos de corazón podríamos ayudarnos mucho más», explica. Asegura que durante la trayectoria ha habido de todo: llantos, accidentes, pero sobre todo, mucho altruismo. «Siempre te decían come tú, duerme tú... y todos estábamos en las mismas condiciones pero ahí se ve cómo es la gente. Al final, colaborar es lo que nos ha permitido llegar sanos a América».