Gregorio Luri: «Los niños aprenden por los ojos»

–«Mejor educados». ¿Los niños de hoy están mejor educados que nunca?

–No. Muchos no saben leer y si saben, no entienden lo que leen.

–¿Y qué me dice de sus padres?

–Están neurotizados. Tienen que perder afán de perfeccionismo y aprender de sus padres, que eran muy buenos.

–No sé si habría que prohibir ser padres a los...

–A nadie. De padres conflictivos pueden salir hijos maravillosos. Y al revés. Mire el caso de Adán y Eva: de dos hijos, uno les salió mal.

–Escribe que los padres son cada vez más narcisistas...

–Sí, utilizan a los hijos como espejo. Se preguntan como la madrastra de Blancanieves: ¿Hay algún padre más bueno que yo?

–Mayormente, ¿por qué fracasan los padres como educadores?

–Por falta de humildad y de ironía. Un poco de minimalismo paternal no sería malo.

–Dice que «comenzamos a no tener claro qué es un buen hijo».

–Ni un buen padre. Un buen hijo es aquel capaz de devolver de manera espontánea el amor recibido.

–¿Los padres son demasiado protectores y condescendientes con sus hijos?

–Sí. Se sienten culpables por no atenderlos bien. La mujer ha salido de casa y el hombre no está ni se le espera.

–Parece que no es bueno inundar al niño de consejos...

–Claro. Los niños aprenden por los ojos, por lo que ven. Mejor buenos ejemplos que consejos.

–La pedagogía moderna busca la fórmula del aprendizaje fácil...

–No existe. El conocimiento es valioso porque es escaso.

–Lo difícil, lo trabajoso, es puesto en cuestión...

–Sí, suena a derechas. Y le diré algo más: no hay educación sin represión. El maestro sin autoridad deja el campo libre al matón de patio.

–En fin, ¿qué necesitan más nuestros hijos?

–Padres relajados, con ideas claras, que no dramaticen los fallos.

–¿Y los padres?

–Asumir que no existe el superpadre. El niño puede creer que es Superman; el padre no debe creerse superpadre.

–«Mis padres reaccionaron rápidamente a mi secuestro alquilando mi habitación». (Woody Allen)