Miami

Julio Iglesias vetó una serie sobre su vida

El cantante y su esposa, Miranda, durante la boda de unos amigos en 2008
El cantante y su esposa, Miranda, durante la boda de unos amigos en 2008larazon

¡Qué gran carrera, la de Julio Iglesias, para convertir en novela! Menos interesante resulta él, ya casi con gestos, movimientos y sentimientos robotizados. Tico Medina ya se adelantó hace años con un el libro, «Entre el cielo y el infierno», en el que divinizaba al cantante que, por aquel momento, estaba triunfante y en plena forma. Es un libro que hasta reproduce con fotos la audiencia que nos concedió el Rey tras organizar junto a Doña Sofía una serie de conciertos magnos en el Camp Nou de Barcelona –donde Julio cantó a trío «Caminito» con Plácido Domingo y Maradona– y en el Bernabéu. Estuvieron fantásticos, aunque el programa radiofónico «Protagonistas» de Luis del Olmo regaló entradas por doquier para calmar las ansias de Julio tras una gira española bastante catastrófica.

El resultado de aquellos beneficios lo resarció, y eso mismo pretendieron cuando intentaron rodar una serie televisiva para la Primera de TVE, orientada por Toncho Navas –la mano derecha de Julio durante treinta años–. En él la nostalgia no es un error, por eso me detalla cómo el cantante logró paralizar dicha serie, para la que pidieron permiso –respectivamente denegado– a Isabel Preysler y a otras personas cercanas a Iglesias. «Su hermano Carlos medió para paralizar el trámite, la organización y el proyecto, que se vino abajo porque tampoco quiso participar su hijo Enrique, otro de los interrogados», me explicó Toncho, quien pronto volverá a Miami, donde forma tándem con Alfredo Fraile.

Por otra parte, hoy es un día con mucha historia porque San Jordi es una doble fiesta en Barcelona, una ciudad, sin duda, rendida en Puerta del Ángel y también en la Casa del Libro de Las Ramblas, con las memorias de Jorge Javier Vázquez ya a punto de conseguir la ¡décima edición!. Un récord inusitado que alcanzan sus sentidas vivencias que el presentador no proyecta continuar. «Me apetece más un libro sobre mi madre y mi ascendencia extremeña. Hablar de su emigración a Barcelona y lo que ello suponía de desarraigo. Creo que la segunda parte de ''La vida iba en serio'' todavía puede esperar», me confió en una de nuestras últimas citas en televisión, en la que hubo más reecuentro que encontronazos, que era lo que yo temía. Nos divertimos, por encima del habitual clima tenso de «Sálvame Deluxe».

Otros se divertirán con el libro que Emilia Landaluce ha publicado sobre el casi desconocido Jacobo Fitz James-Stuart, padre de Cayetana de Alba. Es un prodigio de investigación, de documentación y de recreación de un personaje que fue, incluso, sombra de Alfonso XIII y que, políticamente, lo desaprovechó. Por encima de la peripecia histórica, aparece un transfondo de cotilleo acerca de quien fuera el torero «El Algabeño» –luego rebautizado como Albagueño para acrecentar el morbo y las suposiciones–, a quien una memorialista atrevida achacó la paternidad de la Duquesa más querida y la de Felipe González, que sería, por consiguiente, su hermanastro. Lo de Landaluce es otra cosa, mejor elaborada, como revelar que el Duque casi se casa con una mujer divorciada norteamericana que acabó emparejada con Cole Porter, el autor de «Begin the beguine» –el único éxito anglosajón de Julio Iglesias–. El Duque padre sabía divertirse, estaban en plena «Belle Èpoque» y todos eran menos exigentes que ahora; hasta el punto de que un primo de Alfonso XIII fue expulsado de París porque montaba orgías sadomasoquistas, –casi aplaudidas por su madre, la Infanta Eulalia–.