Nueva York
La boda de los zares monegascos en Gstaad
Más de 300 invitados acudieron al enlace del primogénito de Carolina. Andrea y Tatiana Santo Domingo, ataviada al estilo ruso con tiara y vestido con capucha, se casan en Suiza
Tatiana Santo Domingo y Andrea Casiraghi han vuelto a casarse. Después del matrimonio civil celebrado en Mónaco en agosto de 2013, el hijo de la princesa Carolina se casó por lo religioso ayer en Rougemont en la estación suiza de esquí Gstaad. Después de un viernes ajetreado en el que los invitados pudieron disfrutar de una fiesta previa celebrada en el Berghaus Eggli restaurant que tuvo como tema «La Pantera Rosa», sobre las 19:30 de ayer 300 invitados sortearon la nieve vestidos de noche, aunque se protegían con grandes paraguas negros, para acercarse hasta la ceremonia que duró una hora en la capilla románica dedicada a San Nicolás de Myra de la localidad, que forma parte de un antiguo convento del siglo XI construida por los monjes de Cluny.
Flores blancas y fuegos artificiales
El novio llegó del brazo de su madre, y seguido de sus hermanos: Carlota, que acudió a Suiza con su bebé y acompañada del príncipe Alberto; Pierre con su novia, la condesa Beatrice Borromeo, y la princesa Alejandra de Hannover. En último lugar llegó la novia con un diseño supervisado por Valentino y con una capucha bajo la que lucía una hermosa tiara.
Los invitados aprovecharon el día anterior para desplazarse por la exclusiva estación de esquí e incluso darse algún capricho. Entre los viandantes se encontraban amigas íntimas como Dana Alikhani, Margherita Missoni, heredera del imperio textil, Francesca Versace, hija de Donatella, o la princesa alemana Elisabeth von Thurn. También pudieron observar el despliegue para el enlace. La iglesia, por deseo de la novia, se iluminó con cientos de velas y miles de flores blancas adornaban los alrededores. Con el repique de las campanas de la torre del reloj, entró en la capilla acompañada por su hermano Julio Mario Santo Domingo. La ceremonia se ofició en francés y el «Ave María» de Schubert resonó interpretado por el órgano más antiguo del cantón. A la salida, y tras la lluvia de arroz, la pareja subió a una antigua carroza tirada por caballos. La novia añadió a su vestuario pieles blancas, con ushanka imperial y manguitos, para el frío. A continuación, el banquete de bodas: una fiesta blindada en el impresionante hotel Palace Gstaad. A pesar de que algunos invitados compartieron instantáneas en las redes sociales, el programa posterior es un misterio. Lo que sí se sabe es que después de la cena hubo baile: con orquesta y con la música elegida por Julio Mario III, conocidísmo DJ en Nueva York, además de hermano de Tatiana. Una batería de fuegos artificiales iluminó la noche suiza para dar por finalizado el enlace. Hoy, a las dos de la tarde, habrá un brunch y lluvia de confeti en el Palace para terminar tres días de fiesta.
Los desobedientes
Cuando a tu boda invitas a más de 300 personas, por mucho que pretendas mantener controlado el uso del móvil, es una tarea imposible. Así pudimos ver muchos «selfies» del día de la ceremonia que se hicieron las parejas durante la fiesta del viernes, preparándose para el enlace de ayer, como Ana Beatriz Vargas, los lujosos salones del banquete e incluso a alguna que quiso enseñarnos la elaboración de su peinado como Margherita Missoni.
El detalle
Estefanía «Monta el circo»
Muchos dudaban de la presencia de Estefanía de Mónaco en la boda de su sobrino. Mientras que, a lo largo del viernes,
los invitados iban llegando a la localidad suiza de Gstaad, Estefanía disfrutaba del Festival de Circo de Montecarlo junto con su hija Pauline. Finalmente, la tía del novio apareció a última hora en el enlace, dando fin a las especulaciones y dejando claro su apoyo a los novios.
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