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El «summerlove» de la Kirchner

Una revista mexicana asegura que la presidenta argentina mantiene un «affaire» con el juez Baltasar Garzón, quien trabaja como asesor en el país

Cristina saluda a Garzón durante una entrevista en la embajada argentina en Madrid, en 2010
Cristina saluda a Garzón durante una entrevista en la embajada argentina en Madrid, en 2010larazon

«La señora», como se conoce a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner por los pasillos de la Casa Rosada, se forjó desde sus tiempos de senadora una fama de devorahombres con tendencia hacia los imberbes de alta cuna. Sin embargo, ayer los medios apuntaban a un nuevo «latín lover» en la agenda de la mandataria con un perfil mucho más intelectual, ibérico y justiciero: el ex juez español Baltasar Garzón. Efectivamente, la revista mexicana «Quien» publicó ayer que CFK estaría de nuevo enamorada y que el elegido era el letrado español. Rápidamente, medios locales como «Clarín» y la «Nación» se hacían eco de este amor de verano –Argentina disfruta estos meses de la estación estival–.

Un juez «muy faldero»

Baltasar Garzón, el magistrado que consiguió imputar a Pinochet por delitos contra la humanidad, que persiguió a los torturadores de la dictadura argentina y que intentó hacer lo mismo en su país, España, con el legado del general Francisco Franco –solamente para toparse con una pared–, se ha establecido en Argentina desde su inhabilitación en 2012. «Quien» asegura que cuando Garzón y Fernández coincidieron, «el encuentro de dos personalidades tan fuertes devino en pasión instantánea». Desde que Garzón fue invitado de honor en la toma de posesión de Fernández en diciembre de 2011, se ha convertido en un asistente frecuente a los eventos de la presidencia. La propia Kirchner le entregó su carné de identidad argentino en noviembre pasado», concluye la publicación azteca. Pero cuentan también que el juez, «que siempre ha sido muy faldero», según comenta un experimentado periodista español experto en tribunales, tiene más razones para estar encantado con Argentina.

El amorío con Cristina Fernández de Kirchner no es el único que Garzón ha mantenido durante su estancia en ese país –«ha salido con una brasileña y con una colombiana», comenta la misma fuente–, pero sí es «el más intenso». Garzón adoptó Argentina como patria chica tras haberse sentido despreciado por el sistema jurídico y político español –está condenado por haber realizado escuchas ilegales en «Gürtel», una trama delictiva de la que sin embargo no hay condenados firmes en el ámbito de la política–, y ya en marzo del año pasado, poco después de haber sido inhabilitado en España, el Congreso argentino le ofreció un empleo como asesor de la comisión parlamentaria de Derechos Humanos.

Los amantes de «La Señora»

«Los Kirchner eran una pareja de poder. El amor se acaba cuando él se queda como gobernador en Santa Cruz y ella empieza a vivir en Buenos Aires, en la mejor esquina de la ciudad. Ambos han tenido amantes, pero su proyecto político les obligó a permanecer juntos», comenta a LA RAZÓN, Sylvina Walger, autora del libro «Cristina, toda la verdad sobre la presidenta.

Los romances de la viuda peronista han sido aireados por medios anti-Kirchner. Por ejemplo lo que infiere la revista «Noticias» y que no se anima a decir de manera directa, es lo que en el seno del oficialismo todos callan: su relación amorosa con el vicepresidente Amado Boudou. «Es un secreto a voces que se conoce no sólo en la Casa de Gobierno, sino también en ciertos ministerios y secretarías. Los que lo saben, lo callan, en general por vergüenza ajena, por el latente recuerdo del reciente fallecimiento de Néstor Kirchner», asegura la publicación, que recuerda la famosa imagen retratada en 2010 de la presidenta con su cabeza en el hombro del entonces ministro de Economía, sonriendo, entrecerrando los ojos, relajada.

Otro de los «affaires» atribuidos a CFK tuvo un final abrupto. Iván Heyn mantenía una estrecha amistad con Máximo Kirchner, el hijo mayor de la presidenta y la persona más influyente de su círculo íntimo. Por recomendación de Máximo, el profesional que se graduó con honores por la Universidad de Buenos Aires se hizo militante de La Cámpora, el ala juvenil del kirchnerismo, de donde provienen muchos de los cerebros que hoy administran el país. Cristina Fernández de Kirchner se había encariñado con el talentoso joven y en círculos íntimos de la familia de la presidenta se conocía la relación que estos mantenían, incluso se comenta desde antes de morir su esposo.

Meses después, en diciembre de 2011, tras forzar la puerta de la habitación 1062 en el hotel Radisson de Montevideo, los guardias se encontraron con el cuerpo sin vida de un joven, ahorcado con un cinturón que pendía del armario. No habiendo hallado signos de violencia, se pensó que el subsecretario de Comercio Exterior de Argentina se había quitado la vida tras haber participado en extraños «juegos sexuales». Cuando la presidenta se enteró de la tragedia, sufrió una descompensación y tuvo que recibir atención médica. Después se rumoreó que la mandataria mantuvo un intenso romance con un alto mando de la Policía Federal.