Historia

Melilla

Una mujer de armas tomar

La Razón
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Para Sofía Subirán, Franco siempre fue «Paquito», mientras que para su padre, comandante del futuro Generalísimo en Mellilla, era «el tenientillo». En definitiva, un hombre que hizo todo lo que estuvo en su mano para intentar conquistar a Sofía, aunque para ella sólo fuese un divertimento con el que pasar un buen rato a su costa mientras les desvelaba a sus amigas el contenido de las misivas que le enviaba. Subirán contaba que Franco le comentó en varias ocasiones que «haría que casi le mataran en el frente para conseguir así un ascenso» y poder ir al baile de los viernes en el Casino Militar de Melilla para encontrarse con ella, ya que por aquel entonces no le estaba permitido entrar por su rango. A ella no le gustaban ni su voz, ni sus formas ni nada de él y aunque su relación no pasó de una amistad, lo cierto es que la vida les volvió a unir. Fueron vecinos en varias ocasiones y su relación fue cordial. Incluso, los hermanos de ella le apoyaron firmemente durante la Guerra Civil y los años de dictadura. Ella murió «virgen y martir», al igual que su hermana, y confesaba que así lo decidió al darse cuenta de que ninguno de los hombres que se la acercaron tenían «la categoría suficiente». Pero no sólo ella rechazó a Franco, sino que su padre tampoco le veía con buenos ojos como pretendiente de su hija. «A mis padres no les gustaba verle a mi lado y si de lejos veía que se acercaban, le decía: ''Corre, Paquito, que viene mi padre'', y el salía disparado, como si le persiguieran los rojos», comentaba Sofía. Incluso, reconoció en vida que su padre prohibió que se citara con él. Sin duda, fue una mujer de carácter y así lo dejaba ver cuando afirmaba que si ella se hubiera casado con Franco España hubiera sido de otra manera, «ya que yo no le hubiera dejado hacer muchas de las cosas que hizo».