Casas reales
Meghan Markle salva una firma de ropa de la bancarrota
La duquesa de Sussex es muy consciente de la fascinación que genera su vestuario y, según su amiga y estilista ocasional Jessica Mulroney, el pasado julio consiguió salvar la firma canadiense Nonie al ponerse uno de sus vestidos para un acto oficial
La duquesa de Sussex es muy consciente de la fascinación que genera su vestuario y, según su amiga y estilista ocasional Jessica Mulroney, el pasado julio consiguió salvar la firma canadiense Nonie al ponerse uno de sus vestidos para un acto oficial
La duquesa de Sussex demostró desde un principio que ella también era capaz de provocar lo que hasta entonces se conocía como el 'efecto Catalina' en referencia al toque mágico que posee su ahora cuñada para hacer que las existencias de cualquier prenda que se ponga se agoten en cuestión de horas.
En el caso de la antigua actriz, el hecho de que se decante a menudo por prendas o accesorios dentro de un rango algo más asequible o que no han sido confeccionadas por modistos privados -a los que la esposa del príncipe Guillermo recurre cada vez con más frecuencia- ha conseguido aumentar aún más su tirón publicitario. Tan solo las gafas que lució en su primera salida con el príncipe Enrique allá por septiembre de 2017 consiguieron que la marca, Finlay & Co., recaudara 20.000 libras en un solo día vendiendo ese mismo modelo después de que ella se las pusiera para presenciar un partido de tenis en silla de ruedas en el marco de los Juegos Invictus de Toronto.
La futura mamá es muy consciente de ese 'superpoder' y parece haberse propuesto utilizarlo para el bien, dando promoción a diseñadores que apoyan causas humanitarias y echando de paso una mano a conocidos. De cara a esa aparición que supuso su 'presentación' oficial como novia de Enrique se decantó por una camisa blanca de corte masculino que pertenecía a la firma de su amiga Misha Nonoo, y esa no ha sido la única ocasión en que ha obrado de esa manera.
Su 'bff' y estilista oficiosa Jessica Mulroney acaba de desvelar en una entrevista a Harper's Bazaar -la primera que ofrece desde la boda de Enrique y Meghan, como ha querido recalcar ella- que la duquesa salvó literalmente de la quiebra y el cierre a la marca Nonie, una de sus favoritas, al ponerse uno de sus vestidos-gabardina de cara a un acto oficial en julio de 2018.
"Ser diseñador es muy duro. Y para los canadienses resulta aún más difícil", explica Jessica para justificar, o aplaudir, el considerado gesto de Meghan. "En ocasiones lo único que necesitas es ese empujón que lo cambiará todo. Si consigues que una celebridad se ponga uno de tus artículos, es como llegar a lo más alto, es una nueva forma de crear negocio", insiste la empresaria y estrella de Instagram, que reconoce que ella misma trata de ayudar cuando puede a jóvenes diseñadores incluyendo sus creaciones en sus publicaciones de Instagram.
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