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Pablo Casado: Revolución barbuda
El líder popular sorprendió con su nuevo «look». Maduro, a la moda y más alejado del aspecto de Rivera.
El líder popular sorprendió con su nuevo «look». Maduro, a la moda y más alejado del aspecto de Rivera.
Pocos son los que de esperar ayer una sorpresa en la toma de posesión de Isabel Díaz-Ayuso como presidenta de la Comunidad de Madrid pensaron que esa vendría por parte del líder popular. Pablo Casado se convirtió en uno de los protagonistas de un jornada donde se confirmaba no solo el poder el PP en Madrid, sino también se sellaba de manera oficial un pacto entre esta formación política y Ciudadanos que marcará el futuro.
El presidente del Partido Popular no acudió la semana pasada a la votación como jefa del ejecutivo madrileño de Ayuso por encontrarse de vacaciones, pero sí confirmó que vendría para su jura del cargo. Y ayer apareció, tras unos días de descanso, con el cambio de imagen que causó también el comentario de cientos de usuarios en la redes. Y es que es poco habitual que un líder político de primera talla cambie su imagen.
Al igual que ya hiciera el Rey Felipe VI tras unas vacaciones (fue de hecho el monarca uno de los hombres que la puso de moda entre los ejecutivos de nuestro país, autorizando de esta forma el poder ir sin afeitar a los despachos), el jefe de la oposición se presentó impecable, como siempre acostumbra, pero luciendo en su rostro una barba de varios días, un «look» que rápidamente despertó a los «fashionistas» del letargo veraniego. Pero lo cierto es que no es la primera vez que vemos a Casado con vello facial. En el mes de agosto de 2017, cuando todavía no se había convertido en el líder del Partido Popular, ya lució barba. Al parecer, el político suele aprovechar los días de recreo en verano para darle un respiro a su rostro (una costumbre que muchos hombre suelen hacer para alejar la piel de la rutina diaria del afeitado), aunque esta es la primera vez que acude a un acto de tanta envergadura sin rasurarse.
Si continuará con la barba tras la «rentrée» del curso político es algo que todavía está por ver, pero lo cierto es que la imagen general de su «look» ayer fue bastante positiva. Ese vello de varios días le daba una apariencia de madurez (y por qué no decirlo, un punto sexy si me permiten) sin sumarle años a su DNI. Además, una de las teorías que más adeptos ganó fue que de esta forma daba un paso más allá para diferenciarse de Albert Rivera, el político que lucha por quitarle el asiento de jefe de la oposición. Está por ver ahora si Casado continúa con la barba o decide afeitarse, pero por ahora su regreso ya ha dado de qué hablar, como antes su indumentaria. Es de los políticos con un armario más personal y coherente. Hace ya varios años que los hombres hicieron la revolución barbuda y Casado se apunta a ella. Cualquier gesto suma (o resta).
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