Historia

Japón

La obsesión que llevó a Sada Abe a cortarle los genitales a su amante para llevarle “por siempre”

Se trata de dos amantes japoneses, Sada y Kichizo Ishida, cuya historia conmocionó a la sociedad nipona en los años 30, después de que la mujer estrangulase y cortase los genitales de su pareja

La famosa foto de Sada Abe sonriendo a la salida de uno de los juicios
La famosa foto de Sada Abe sonriendo a la salida de uno de los juicios larazon Foto de archivo

Sada Abe y Kichizo Ishida son los protagonistas que hay detrás de esta macabra historia de amor, muy conocida en “el país del sol naciente”, pero no tanto en Occidente.

Es un 18 de mayo de 1936, Sada y “Kichi”, nombre con el que se refería la mujer a su amante, se entregaban el uno al otro. Era habitual que ambos practicasen la llamada asfixia erótica, un ejercicio sexual bastante peligroso que consiste en ahogar con algún objeto o con las propias manos al otro miembro de la pareja durante el coito. Los que realizan este polémico juego aseguran sentir más placer durante las relaciones sexuales.

Sin embargo, en el caso que nos ocupa, Sada decidió estrangular deliberadamente a Kichizo en una habitación de hotel, mientras practicaban el sexo. Poco después, la mujer cortaría los genitales de él para guardarlos “por siempre”. Una especie de recuerdo que le uniese con él aun estando muerto.

Tres días después del suceso, la mujer fue detenida cuando la policía encontró los genitales de Kichizo en el interior de su bolso perfectamente envueltos con papel de periódico.

La noticia corrió como la pólvora e impacto mucho a los japoneses de la época. Al ser preguntada por el motivo que le llevó a realizar este terrible acto, la mujer solo se limitó a decir: “Lo amaba tanto que lo quería para mí sola. Pero como no eramos marido y mujer, mientras él viviera podría ser abrazado y tocado por otras mujeres.”. “Sabía que si lo mataba, ninguna otra mujer podría volver a tocarlo, así que lo maté”, siguió afirmando.

La expectación respecto al caso fue tal que durante el tiempo que duró el juicio numerosos espectadores curiosos se agolpaban a las puertas de la corte en la que Abe fue juzgada. De estos momentos, encontramos la famosa fotografía en la que se veía a la acusada con una gran sonrisa, mientras era escoltada por la policía.

Durante el juicio, Abe pidió la ejecución, aunque solo fue encarcelada durante seis años, de los cuales solo cumpliría cinco.

El pasado de Sada Abe

Cuando salió de prisión, Sada decidió escribir una biografía, “Una mujer llamada Sada Abe” en el que explicaba la dura vida que había pasado.

Abe se crió con siete hermanos hasta que fue comprada por una familia de clase media alta en Tokio en 1905. Trágicamente, fue violada a la edad de 14 años, lo que la afectó mentalmente de forma muy grave.

Sus padres decidieron que venderla a una “casa de geishas” ayudaría a vencer su trauma, pero evidentemente esto no solo no lo hizo, sino que además lo aumentó. Durante esta época, las geishas eran consideradas una celebridad que se dedicaban a entretener a las familias más acomodadas, aunque tenían prohibido acostarse con hombres. Porque lejos de lo que la creencia popular haya podido extender estas mujeres no ejercían la prostitución. Al menos, no deberían.

No fue el caso de Abe, que rompió esa norma y acabó por convertirse en una prostituta con licencia. No obstante, comenzó a ganar mala fama cuando la acusaron de robar dinero de algunos de sus clientes. Infeliz y sin rumbo que seguir, Abe acabaría encontrándose con una luz en el camino, Kichizo Ishida. El hombre era propietario de un restaurante al que entró Abe a trabajar.

Sada Abe durante una de las visitas al juzgado
Sada Abe durante una de las visitas al juzgado larazon Foto de archivo

Comienza la relación sádica

Kichizo era un hombre millonario y casado, conocido por su fama de mujeriego. En el momento en el que la pareja se encontró surgió una química que duraría años. Tiempo en el que ambos se reunían a escondidas, normalmente en un hotel, para dar rienda suelta a su pasión.

Pronto descubrieron que ambos sentían excitación al practicar la asfixia sexual. Un ejercicio que llegó a durar hasta dos horas en algunas ocasiones. Abe escribió en su obra que “Kichi” sentía un gran placer cuando lo ahogaban, incluso cuando sentía dolor.

El problema comenzó cuando la pareja paso de mantener una relación hasta entonces esporádica a algo más serio. Cabe recordar que el hombre aún seguía casado cuando Abe se enamoró de él. Tal fue esta “adicción” al empresario que llegaban a mantener relaciones sexuales, incluso cuando estaban presentes las criadas.

Sada Abe comenzó a sentir celos de su esposa, unos celos que acabarían con la vida de su amante. Dos meses después del inicio de esta historia, la mujer acabaría estrangulando a Kichizo, para posteriormente cortarle el pene y los testículos.

Luego de todo esto, la mujer estaba decidida a quitarse la vida, por lo que paso días en la habitación del hotel escribiendo cartas a sus amigos. Pero ella aún quería tener una última relación sexual con su amante, ya sin vida. Es por esto que decidió guardar el pene en su bolso, para su uso personal. Sería detenida por las autoridades al encontrar el órgano amputado.

Después de salir de prisión, protagonizó un documental biográfico en 1969. Al año siguiente desapareció de la vida pública y se desconoce por completo que fue de ella, aunque algunos afirman que vivió el resto de su vida en un convento.

En 1976, se estrenó una película franco-japonesa llamada “El Imperio de los sentidos” que abarca toda su historia y el apasionado romance de la pareja.

Fotograma de la película de 1976, El Imperio de los sentidos
Fotograma de la película de 1976, El Imperio de los sentidos larazon El Imperio de los sentidos, 1976