Valencia
Sanidad al borde del colapso
Sin una financiación finalista para que las comunidades autónomas no se gasten lo destinado a Sanidad en otras áreas, junto con un aumento de un punto del PIB en esta partida, los españoles tendremos peor atención y prestaciones
Está contra las cuerdas. Nuestro sistema sanitario –con sus pruebas diagnósticas, fármacos, atención en buenos hospitales...– es algo que no conocerán nuestros hijos y nosotros veremos pudrirse de no actuar ya. Enfrascada en la preocupación general por la crisis económica y con la conciencia de que siempre ha estado ahí, la sociedad no percibe como una seria amenaza que desaparezca un modelo que le ha garantizado durante décadas unas prestaciones y servicios de primer nivel. Pero la situación es más que calamitosa con una deuda de entre 15.000 y 17.000 millones de euros y retrasos en cinco autonomías de hasta 600 días en pagar a los proveedores. Con la industria farmacéutica, España acumula una deuda de 5.191,9 millones de euros, mientras que a las compañías que suministran tecnología sanitaria y otros productos se les deben otros 4.200 millones. Valencia, Andalucía o Castilla y León son las regiones con más problemas.
Sin alcanzar el ecuador de 2011, las arcas se hallan vacías en un sistema viciado por la ineficiencia y las carencias que no puede sobrevivir sin cambios radicales, pues los impagos no hacen más que aumentar. Cataluña ha aprobado esta semana un recorte presupuestario para su Sanidad. Los expertos de todo signo, campo y ocupación dentro del vasto entramado sanitario están de acuerdo en que ningún parche aislado evitaría el hundimiento del barco.
Hace falta una enorme inyección de dinero en el sistema, algo que se antoja complicado en tiempos de recesión. Independientemente de la deuda histórica, el sistema requiere unos 6.000 millones más al año para funcionar, según algunas estimaciones. Es decir, en una aspiración utópica de resolver el problema en un plazo de cinco años, podrían ser necesarios 10.000 millones de euros anuales. Según el último informe de la Sanidad en Europa de la OCDE, España gasta el equivalente al 6,5 por ciento de su Producto Interior Bruto (PIB) en Sanidad, unos 1.400 euros por habitante al año. Para obtener esos 10.000 millones extra bastaría con subir un punto porcentual el gasto, es decir, elevarlo al 7,5. Con todo, estaríamos lejos de países de nuestro entorno como Francia, Austria, Alemania o los países nórdicos. El país galo dedica el 8,7 por ciento del PIB. De imitarles, España sanearía el sistema de un plumazo.
Renunciar a prestaciones
Pero, aunque se plantease un objetivo a más largo plazo, lo obvio es que para dedicar más dinero a la Sanidad habrá que privarse de otros servicios. «Entonces el ciudadano tendrá que replantearse a qué está dispuesto a renunciar por mantenerla», asegura José Manuel Bajo Arenas, presidente de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme). La falta de liquidez actual ya está alterando el sistema, que amenaza con estallar. Cataluña está en la calle por los recortes al personal y en los hospitales del resto del país las sustituciones se miran con lupa, lo que resiente la atención. A esto hay que sumarle las altas tasas de absentismo de dudosa justificación. Sirva de ejemplo que en Madrid se alcanzaron cifras medias de baja por enfermedad de 21 días al año.
Desde el Gobierno Central, el número dos de Sanidad, José Martínez Olmos, explica que «la deuda con proveedores sanitarios ha sido una constante desde siempre». El secretario general de Sanidad apuesta por medidas que aumenten la eficacia y generen menor gasto, y resalta el ahorro de 4.500 millones con medidas orientadas al control del gasto farmacéutico, pero pone el dedo en la llaga: «Otra cosa es si esos ahorros han quedado o no en los presupuestos de Sanidad de las autonomías, dado que la financiación de los servicios de salud de las comunidades no tiene carácter finalista». Así es, si a las autonomías, que tienen en sus manos la gestión sanitaria, se les inyecta dinero y lo destinan a hacer rotondas en lugar de centros de salud –o embajadas en el extranjero, como hizo el anterior Gobierno catalán– el problema de financiación estará lejos de solucionarse.
En esta misma línea, algunos expertos del sector opinan que deberían gravarse con un impuesto especial productos nocivos como el tabaco o el alcohol o incluso los combustibles, a la vez que se reduce el gasto al eliminar ineficiencias o funciones duplicadas (por ejemplo, de la Consejería y del Servicio regional de Salud). La excelencia del sistema español también ha atraído a muchas personas de otros países para operarse aquí sin que se garantice que su país de origen costeará la intervención. A esto se suma que, aunque algunas autonomías que cambian de manos se decidan a aligerar su organigrama, hasta hace bien poco un centenar de directores generales y cientos de subdirectores trabajaban por la Sanidad regional.
Inequidad y copago
Por otra parte, una fuente de ingresos adicional puede ser cobrar por servicios complementarios como aparcamiento o, como ocurre en algún país de nuestro entorno, la lavandería o la comida que recibe alguien ingresado en un hospital, es decir, proveer sólo la atención puramente sanitaria. También la Sanidad ha destapado algunos de los males del sistema autonómico como es la falta de conexión interterritorial, inequidades o la compleja negociación con 17 agentes por parte de las farmacéuticas.
Desde que la crisis evidenciara las grietas del sistema, la palabra copago ha planeado en el aire. La opinión de la mayor parte de los actores de la Sanidad española es la de que, si bien esta medida podría disuadir a algunos pacientes «hiperfrecuentadores», se aleja de una solución justa o definitiva. Sin embargo, un reciente informe de la consultora AT Kearney lo valora como un pilar para la recuperación, siempre que se haga –como en Francia o Alemania– con una clara limitación que excluya a las rentas bajas o los enfermos crónicos.
Tras años aplazando el debate, los políticos de distinto signo empiezan a tomarse en serio la posibilidad de llegar a acuerdos mayores para sanear el sistema. Durante muchos años la Sanidad ha sido arma arrojadiza, pero en este caso las decisiones que se tomen serán de tal calado que exigirán un esfuerzo para entenderse. Sólo así puede vislumbrarse un futuro menos negro. Como dice el consejero catalán del ramo Boi Ruiz: «España puede y debe cambiar los principios de su sistema sanitario: equidad, universalidad y carácter público, así como altos niveles de calidad. Pero debemos cambiar la forma de hacer las cosas».
Encuesta: Diez propuestas para evitar la quiebra
-¿Cómo salvar la Sanidad de la bancarrota hacia la que camina?
-¿Qué medidas serían más eficaces para «salvar» el sistema sanitario?
-¿Puede España pagar este modelo o se encuentra por encima de nuestras posibilidades?¿Pervivirá como lo conocemos?
Humberto Arnés, director General de Farmaindustria: «Estamos poniendo en peligro la calidad»
-Históricamente los presupuestos públicos en Sanidad son inferiores a las necesidades reales del Sistema Nacional de Salud. En los últimos años el desfase entre el gasto presupuestado y los reales son de unos 5.000 millones de euros anuales.
-La Sanidad pesa un 6,5 por ciento de nuestro PIB y un 13 por ciento del presupuesto público, y algo que tiene ese peso no puede ser un problema; por ejemplo, establecer tasas finalistas específicas para sanidad que graven productos nocivos para la salud; por ejemplo, apelar a más corresponsabilidad ciudadana en el uso de los recursos, etc. Debe conseguirse un consenso entre la clase política.
- Esta situación no sólo está estrangulando la actividad de los proveedores. Estamos poniendo en peligro el nivel de prestaciones y la calidad del sistema público de salud. Hay que dotarlo de recursos económicos necesarios para financiar la Sanidad. Sólo así se podrán mantener las prestaciones.
Carmen Peña, presidenta del Consejo General de Colegios Farmacéuticos: «Hay que evitar medidas autonómicas y unilaterales»
- La Sanidad española requiere de un debate en profundidad acerca de la génesis de su financiación y se debe plantear que las inversiones y ahorros que se producen en Sanidad reviertan en la propia Sanidad. Es un deber de políticos y administraciones liderar en el seno del Consejo Interterritorial y en colaboración con el sector farmacéutico y los profesionales sanitarios un análisis de la situación.
- Hay que salvaguardar las partidas que son eficientes y ordenar las que no lo sean. Hay que consensuar soluciones con los profesionales del sector, evitando medidas unilaterales, estatales y autonómicas que puedan generar inequidades. Quiero resaltar que el capítulo de farmacia es una de las partidas más eficientes, transparentes y controladas del SNS.
- El sistema sanitario español es uno de los pilares de nuestro Estado del Bienestar, por lo que es obligación de todos hacerlo eficiente y sostenible.
José Martínez Olmos, secretario general de Sanidad del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad: «Las acciones de compra de fármacos deben centralizarse»
- El Gobierno adoptó el año pasado medidas de control que han supuesto un ahorro de unos 4.500 millones de euros en cómputo anual. Otra cosa es si esos ahorros han quedado o no en los presupuestos de Sanidad de las autonomías. Junto a esto, el Gobierno ha aportado 9.800 millones de euros adicionales para hacer frente a las necesidades de financiación de los servicios de salud en los ejercicios de 2001, 2007 y 2008, y otros 12.000 millones tras la aprobación de la actual ley de financiación autonómica.
- La salida de la crisis no puede suponer un recorte de prestaciones ni afectar a la calidad del sistema sanitario español. Hay que seguir realizando nuevas acciones de compra centralizada de medicamentos y productos sanitarios con la central de compras de SNS impulsada por el Gobierno.
- Es necesario asegurar que tanto los ahorros como los ingresos que se puedan generar tengan una afectación finalista a los presupuestos sanitarios.
Julio Zarco Rodríguez, presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen):«Tenemos que abordar la prestación de los crónicos»
Hay que hacer un esfuerzo por aumentar la financiacion en Sanidad y modificar la financiación autonómica, básicamente para que la misma sea finalista y se reinvierta en el sector. Se debe abordar de manera decidida la prestación sociosanitaria de los crónicos. El modelo debe gravitar en torno a la Atención Primaria.
- Es necesario generar un sistema informático universal e integrado que evite ineficiencias en el sistema, como la duplicación de pruebas complementarias, y buscar modelos de gestión mixto, para externalizar todo aquello que sea necesario y posible. Además, la cartera de servicios universal y básica, existiendo servicios extras que conlleven un aporte financiero del ciudadano.
- Se debe modular la demanda, implementando herramientas tipo ticket moderador u otros, así como implementar la gestión por procesos y buscar centros de alta resolución.
Ana Pastor. coordinadora de Participación Social del Partido Popular y ex ministra de Sanidad: «Hay que hacer reformas estructurales»
Exige de una política económica eficaz, que cree empleo y dinamice la actividad económica.
- El Partido Popular está preparado para liderar la recuperación económica y la creación de empleo, como hicimos en 1996. Sólo así podremos mantener un buen Sistema Sanitario. Hay que llevar a cabo reformas estructurales en el SNS tanto en el ámbito de la cohesión como en la estructura organizativa y en la política de RRHH. Un Sistema Sanitario enfocado a la atención por procesos, personalizado, donde la continuidad asistencial sea la norma y no la excepción. El paciente debe ser el centro del Sistema y los profesionales han de tener el reconocimiento social y económico acorde a la labor que desarrollan.
- Claro que es posible. Cuando el PP tuvo la gobernó ya lo demostró y nuestro Sistema Sanitario llegó a ser el quinto mejor del mundo. En ocho años duplicamos el gasto sanitario.
Boi Ruiz, consejero de Salud de Cataluña: «La situación es fruto de no haber actuado durante años»
No hay que aplazar más la toma de decisiones. La situación actual es fruto de no haber tomado decisiones durante años y habernos acomodado a las soluciones transitorias. Ahora hay que buscar soluciones definitivas que nos permitan obtener más ingresos y ser más eficientes en la gestión.
- No soy partidario de recortar prestaciones (sí de evaluar la incorporación de nuevas) ni de introducir nuevos copagos en estos momentos de crisis. Pero podemos avanzar en líneas que incrementen la eficiencia y orientar la atención al paciente: reordenar servicios, usar las TIC, programas de atención a la cronicidad y nuevos modelos de gestión.
- España debe mantener los principios de su sistema sanitario: equidad, universalidad. Pero debemos evitar duplicidades, eliminar ineficiencias, flexibilizar el sistema, evaluar cualquier nueva prestación... Si seguimos este camino, podemos ser optimistas.
Máximo González Jurado, presidente del Consejo General de Enfermería de España: «Los políticos deben dejar la perspectiva paternalista»
- El único camino viable es poner en marcha un pacto de Estado por la Sanidad. Es necesario sentarse a trabajar en un acuerdo que saque adelante la Sanidad. Un pacto en el que participen administraciones públicas, partidos políticos, profesionales sanitarios y los propios ciudadanos.
- Antes de hablar de medidas concretas, hay que hacer una radiografía exacta de cómo está el SNS. Después, determinar cuáles serían las prestaciones para un futuro a medio y largo plazo, cuál va ser su coste y cómo vamos a pagar. Es decir, llevar a cabo una hoja de ruta de la Sanidad que queremos.
- La situación es difícil. Tenemos que lograr que el sistema perviva manteniendo el mayor número de prestaciones posible, si no todas. Para ello hay que perder el miedo a asumir reformas consensuadas con los profesionales y los ciudadanos. Los políticos y gestores deben dejar de mirar a la sociedad desde una perspectiva paternalista.
Ángel Luis Rodríguez de la Cuerda, director general de la Asociación Española de Medicamentos Genéricos (Aeseg): «No se puede estrangular a los proveedores»
Debe haber consenso entre los partidos políticos y más financiación para equilibrar el déficit actual, y el que venimos arrastrando, y no recurrir a políticas cortoplacistas, como la reducción constante de precios, que sólo agotan al sector y no resuelven el problema.
- Los presupuestos deben ser finalistas y dirigirse a Sanidad, no a otras áreas. Antes de tomar medidas como el copago o los recortes, habría que analizar los recursos y buscar sinergias. Otra opción son los sistemas de incentivos para involucrar más al profesional sanitario. Pero, sobre todo, no estrangular al proveedor. Estamos asistiendo a pagos de la deuda muy críticos y, sin embargo, los genéricos podrían liberar recursos económicos.
- Es una realidad preocupante, por eso las políticas en materia de salud tienen que ser uniformes en todas las comunidades. Unas políticas orientadas a la unidad de mercado, que contribuirán a mejorar los recursos financieros.
Juan Abarca, presidente del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS): «La Sanidad tiene que ser despolitizada»
Se debería garantizar el sentido finalista de la financiación pública para garantizar la solvencia para cubrir los gastos necesarios a corto plazo y no seguir incrementando esa deuda.
- Es necesario ajustar los parámetros, pero manteniendo el actual modelo sanitario. Se debe mejorar la gestión pública (para reducir el absentismo, reenfocar el sistema para la atención del paciente crónico, etc.). Habría que fomentar la financiación privada por medio de la desgravación de los seguros de asistencia sanitaria y favorecer la integración del sistema público y del sistema privado en torno al paciente para aprovechar todas las sinergias.
- Aplicando los ajustes al sistema creo que se puede ser optimistas. Pero hay que despolitizar la Sanidad y valorar realmente hasta dónde se puede llegar en cuanto a prestaciones cubiertas, priorizando el interés sanitario al interés electoral.
Margarita Alfonsel, presidenta de la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (FENIN): «Se debe usar la tecnología de forma racional»
Hay que contar con presupuestos equilibrados con financiación suficiente y finalista, mejorar la gestión de los recursos, que implica la coordinación de las CC AA a través de un Consejo Interterritorial resolutivo y vinculante, y utilizar racionalmente la tecnología y su innovación para obtener el máximo rendimiento, como por ejemplo la telemedicina.
- Es imprescindible un compromiso real de los partidos políticos para alcanzar un pacto por la Sanidad que garantice la continuidad de las prestaciones de manera equitativa en todas las comunidades. Es preciso contar con una financiación finalista en la que se actualicen las partidas presupuestarias destinadas a la Sanidad con parámetros reales.
- La crisis está obligando al sistema actual a evolucionar hacia un modelo asistencial que realice una gestión eficiente de los recursos, orientada hacia una población cada vez más envejecida.
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