Cuatro familiares de los chicos catalanes desaparecidos tras naufragar la lancha en la que viajaban por el río Tanchachín, llegaron ayer por la tarde a México para colaborar en la identificación del último cadáver hallado, perteneciente a una mujer. La balsa, que desapareció el miércoles río abajo debido a las fuertes lluvias que azotaban el país, estaba ocupada por seis jovenes turistas. Dos de ellos pudieron salvarse, una chica falleció y tres más siguen sin ser hallados.

Mientras los forenses intentan averiguar la identidad del último cadáver, encontrado en muy mal estado a 60 kilómetros del lugar donde volcó la lancha, dos familiares de Núria y Neus Terrades– ésta última hallada sin vida– y dos de Irene Carbó llegaron al país azteca para aportar pruebas de ADN en la complicada tarea de identificación.

Los supervivientes, Aina Frau y Bernat Palau, que están colaborando para intentar localizar a su amigo Francesc Espasa Nolet, vecino de LLeida y de 26 años, insisten que el guía turístico les convenció para hacer la travesía hasta las cascadas de Tamul, a pesar de que las autoridades lo habían prohibido. Una vez en la lancha el barquero, al ver el cauce de río, les abandonó a su suerte. «Aún no sabemos cómo logramos salir», narran ambos emocionados al recordar que pudieron llegar hasta la orilla e ir a buscar ayuda.

A miles de kilómetros del trágico suceso, en Cassà de la Selva (Girona) donde las tres chicas son vecinas, sus familiares y amigos las recordaron en un emotivo acto en la Plaza de la Iglesia. Plegarias, palabras de amistad y solidaridad, velas y palomas blancas, como símbolo de esperanza.