
Tenis
Alcaraz explicó, con orgullo, por qué el calor no fue un problema para él en Cincinnati, Sinner no podrá tenerlo jamás
El tenista español ganó el Masters tras la retirada de su rival en la final, afectado por el calor y la fiebre

La imagen que dejó la final entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner en Cincinnati fue muy distinta de lo que los aficionados esperaban. El partido había levantado una enorme expectación, sin embargo, la batalla se resolvió de forma abrupta, cuando Sinner, visiblemente afectado por un golpe de calor y fiebre se vio obligado a retirarse. La victoria fue para Alcaraz, pero lo verdaderamente significativo no fue el desenlace deportivo, sino el contraste entre la capacidad del murciano para resistir las extremas condiciones y la vulnerabilidad que mostró su gran rival. Además, de la deportividad de ambos y el cariño en los discursos posteriores.
Un calor insoportable para jugar al tenis
Desde el inicio se percibía que el calor húmedo de Cincinnati iba a jugar un papel protagonista como ha ocurrido todo el torneo. La pista se convirtió en una superficie abrasadora y la temperatura rondaba cifras sofocantes que ponían a prueba no solo el tenis de los jugadores, sino sobre todo su resistencia física y mental. Sinner empezó a dar señales de incomodidad tras los primeros intercambios largos. Su intensidad disminuyó y cada vez que se sentaba en el banco parecía necesitar más tiempo para recuperarse. Finalmente, no pudo continuar.
Alcaraz, en cambio, no solo soportó mejor las condiciones: parecía asumirlas como parte de su estrategia competitiva. Sus declaraciones anteriores al torneo ayudan a entender esta diferencia. En una entrevista con el canal Tennis Channel, el murciano había explicado un aspecto de su mentalidad que resulta clave: la capacidad de mirar más allá de uno mismo en medio de la adversidad climática. “A veces, los tenistas con el calor nos enfocamos solo en nosotros mismos. Pensamos que estamos teniendo problemas, que nos sentimos mal, y nos olvidamos de que el rival puede estar pasándolo incluso peor”, decía. Esta reflexión cobra un significado muy especial al ver lo que ocurrió con Sinner.
Alcaraz, orgullo murciano
Un segundo punto que resulta fundamental es su origen murciano. Alcaraz no lo esconde, al contrario: lo convierte en un motivo de orgullo y en un recurso para explicarse. En Murcia, como él mismo ha señalado, los veranos son extremadamente calurosos. Desde niño ha jugado bajo un sol intenso, acostumbrando su cuerpo y, sobre todo, su mente, a convivir con esa incomodidad. En Cincinnati, cuando el calor azotaba la pista, Alcaraz se repetía que esas eran condiciones familiares. No se trataba solo de fuerza física, sino de un mecanismo de autoconvencimiento: si había soportado el calor murciano, también debía soportar el del torneo americano. "Yo intento pensar en el rival también y en tratar de convertirlo en una batalla, que sea duro. Yo soy de Murcia y en Murcia hace mucho calor en el verano . Así que intento decirme que tengo que acostumbrarme al calor de Cincinnati porque estoy acostumbrado al calor de Murcia. Intento que no me afecte a mí y a mi juego”, había dicho.
Y la final le dio la razón. La retirada de Sinner dejó un sabor amargo porque truncó un partido atractivo, pero también reveló un aprendizaje: la diferencia no estuvo únicamente en los golpes o en la técnica, sino en la relación de cada jugador con el entorno. El italiano, que también ha brillado este año al máximo nivel, cayó víctima del calor, sin encontrar las herramientas para soportarlo. Alcaraz, por el contrario, consiguió que ese mismo calor jugara a su favor.
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