Chipre

Sin huevos ni gallinas por el bienestar animal

La directiva europea de bienestar de las ponedoras ha dejado a España «sin huevos». Unas 400 granjas han cerrado al no poder correr con los gastos que supone ampliar las jaulas y las que ya se han adaptado han tenido que reducir el número de aves en un 36% de media al requerir más espacio. Todo ello ha disparado el precio de este manjar. Y eso que ni España ni otros seis estados miembros se han adaptado todavía a una normativa de hace 12 años que entró en vigor el pasado 1 de enero

Sin huevos ni gallinas por el bienestar animal
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Tras más de doce años para acometer los cambios que exige la normativa europea de bienestar animal respecto a las jaulas de las gallinas ponedoras, diez países miembros (España, Bélgica, Grecia, Francia, Italia, Chipre, Hungría, Países Bajos, Polonia y Portugal) siguen sin haber hecho los deberes. De ahí que la Comisión Europea les haya dado un «tirón de orejas», ya que competir con distintas normas puede alterar el mercado y dejar en una clara desventaja a los que sí han hecho los deberes. «Hasta ahora y, a pesar de los reiterados llamamientos de la Comisión, los estados miembros mencionados no han cumplido adecuadamente la legislación aplicable de la Unión Europea», afirma tajantemente la Comisión en un comunicado.
Un toque de atención que desde la Asociación Española de Productor de Huevos (Aseprhu) consideran un trámite, ya que «España se ha comprometido con la Unión Europea a acabar la adaptación de las granjas en julio de este año», explica a este semanario María del Mar Fernández Poza, directora de Aseprhu. «De hecho –prosigue–, la mayor parte de las granjas ya ha hecho los cambios, y las que no han cerrado. En cualquier caso, no podrá haber gallinas en las granjas con jaulas viejas desde agosto».
La normativa, aprobada en 1999 (aunque hasta 2008 la Comisión no presentó el informe que confirmaba que no había cambios en la Directiva), prohibía las jaulas de gallinas ponedoras no acondicionadas a partir del 1 de enero de 2012. Es decir, que si antes las jaulas tenían 550 centímetros cuadrados por gallina y ningún equipamiento, ahora tienen que tener 750 cm2, así como una zona para escarbar, un nido para poder poner los huevos separadas del grupo, una percha o palo para que descanse el ave por la noche (un aseladero), dispositivos de recorte de uñas... «En total, como mínimo 2.000 cm2», asegura Fernández Poza. En definitiva, medidas para satisfacer las necesidades biológicas y de comportamiento de estas galliformes enjauladas de las que nos alimentamos, y que nos diferencia de algunos países terceros en los que ni siquiera se fija por norma el tamaño de la jaula y de otros en los que las gallinas tienen sólo 300 cm2.
Sin embargo, esta directiva ha acorralado a los granjeros y al consumidor, ya que «en estos últimos meses de adaptación muchas granjas han dejado de producir huevos. En España han cerrado unas 400. Y las que quedan en producción deben reducir el número de aves que tenían en sus instalaciones un 36 por ciento porque la densidad ahora es menor», explica la directora de Aseprhu.

Subida de Precio
Esto explica por qué se encarecieron los huevos. Sólo entre enero y marzo, el precio subió un 65 por ciento, según datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, publicados en LA RAZÓN. «En casi todos los países de la UE ha sido así, y por ello ha habido una bajada de producción. Como la demanda se ha mantenido más o menos estable, el efecto inmediato ha sido un precio del huevo más alto», añade Fernández Poza.
Además, las inversiones para adaptarse a la directiva europea han sido importantes. «Los productores españoles –prosigue la experta– han tenido que invertir unos 600 millones de euros para adaptarse a la normativa. Por ejemplo, el propietario de una explotación familiar de tamaño medio, con unas 50.000 gallinas, ha tenido que gastar aproximadamente un millón de euros».