Berlín

Ese perro verde

La Razón
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A vueltas con la paridad, todos nos temíamos que la decisión políticamente correcta –o sea, que la ganadora del Premio Nacional de Cinematografía fuera una mujer; por ejemplo, Icíar Bollaín– del jurado en cuestión estaba más o menos cantada. Al final, parece que la sensatez se ha comido las últimas migas del «Pa negre» de Agustí Villaronga. El cineasta mallorquín debe de estar flipando, no porque no se merezca los treinta mil euros del galardón sino porque, tal vez, se los merecía un poquito antes, cuando «El niño de la luna» concursó en Cannes o «El mar» lo hizo en Berlín.
No hace ni dos años, para la industria del cine español Villaronga era un «outsider», un nombre que no contabilizaba en balanzas de pagos, y que se escribía en letra minúscula en nuestro catálogo de anomalías. En definitiva, un perro verde al que había que mirar de reojo, sin mostrar mucho interés por sus travesuras. Está bien que ahora se le entiendan las gracias, aunque no está tan bien que se le trate como si fuera el gran descubrimiento de la temporada. Después de todo, es un señor que lleva mucho tiempo haciendo cine –la magnífica «Tras el cristal» es de 1986– y hasta ahora nadie le había hecho ni puñetero caso.