Castilla-La Mancha

El PSOE veta el Sáhara en su agenda parlamentaria

El principal partido de la oposición señala que la respuesta del Ejecutivo al pueblo saharaui «nos llena de deshonor».

«El PSOE le exige al Gobierno que tome partido para atender la reivindicación histórica saharaui» Trinidad Jiménez, en 2003 (en la oposición)
«El PSOE le exige al Gobierno que tome partido para atender la reivindicación histórica saharaui» Trinidad Jiménez, en 2003 (en la oposición)larazon

El 24 de abril de 2004, sólo unos días después de llegar a la jefatura del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero visitaba Marruecos y anunciaba una solución para el problema del Sáhara en el plazo de 6 meses. Obvió, hoy todo llevar a pensar que intencionadamente, hacer ninguna referencia al Plan Baker, que todavía era el proyecto de Naciones Unidas y lo que hasta entonces España avalaba.

Más de seis años después, no sólo la diplomacia española no puede apuntarse ningún éxito en materia de acuerdos o de diálogo, sino que el contencioso del Sáhara ha estado por completo al margen de la agenda socialista. La única excepción fueron varias fotografías al principio de su primer mandato en La Moncloa, como aquella que el presidente se hizo a finales de 2004 con el secretario general del Frente Polisario o los viajes del secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León, a los campamentos del Frente Polisario en Tinduf.

Y a partir de ahí, si te he visto, no me acuerdo, ni diplomáticamente ni en ningún otro ámbito de la acción política. Ni siquiera ha habido el menor guiño a la causa saharaui bajo el paraguas de la plataforma de resonancia que representa el Parlamento español, ya que el objetivo de acentuar la cercanía a Marruecos se ha impuesto por encima de todo, incluso por encima de ese sentimiento prosaharaui mayoritario en el corazón de los españoles o de las deudas históricas y hasta jurídicas pendientes.

En las dos legislaturas de Zapatero la cuestión del Sahara ha estado completamente al margen de la política que los socialistas han desarrollado en el ámbito de la comisión de Asuntos Exteriores del Congreso. En este segundo mandato, el grupo del PSOE ha registrado 34 iniciativas, y en ninguna de ellas se menciona el Sáhara Occidental. En la anterior Legislatura registraron 43 iniciativas en comisión y sólo una de ellas rozaba el problema.

En concreto, fue una solicitud de comparecencia del secretario de Estado de Asuntos Exteriores «para que informase de las perspectivas del Gobierno sobre el Sáhara tras la resolución de Naciones Unidas». Más incoloro, imposible. Esa despreocupación por el tema no se ha alterado ni por las crisis y protestas saharauis que precedieron a la actual. No es la primera vez que ocurren detenciones, actos de hostigamento, represión y hasta retenciones de periodistas españoles, aunque la tensión, también es cierto, no llegó nunca al nivel de la que ha acompañado el desmantelamiento del campamento Gdeim Izik.

Descrédito internacional

Por otra parte, la secretaria general y presidenta del Partido Popular en Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, aseguró que, si en materia económica el presidente del Ejecutivo socialista «nos llena de descrédito a nivel nacional, la actuación del Gobierno en el Sáhara Occidental nos llena de deshonor, porque deshonra nuestro papel en el mundo y nuestro prestigio internacional», según informa Ep.


La doble moral de «Trini»
«El Partido Socialista quiere exigirle al Gobierno español que tome partido para atender esa reivindicación histórica y legítima del pueblo saharaui». Esta lapidaria frase pertenece a Trinidad Jiménez, eso sí, cuando aún era oposición. En un acto solidario a favor de los saharauis, la ahora ministra de Exteriores no tuvo reparos en arremeter contra el Ejecutivo de José María Aznar y exigirle que hiciese justo lo que ahora ellos rechazan, tomar partido. Hace siete años Jiménez osaba decir que tenían su «apoyo, su colaboración y su compromiso firme». Ahora, la ministra responde que «un Gobierno serio y responsable no puede reaccionar ante opiniones» y que «España no tiene responsabilidades en el Sáhara Occidental». Y no le duelen prendas al despejar balones y aconsejar que «sería conveniente que la ONU asumiera el protagonismo». Nada queda ya de aquella «Trini» de 2003.