Nápoles
Cae el capo de Gomorra
«Habéis ganado vosotros, ha ganado el Estado». Estas fueron las primeras palabras que Michele Zagaria, capo del clan de los Casalesi, el más sangriento y poderoso de la Camorra, la mafia napolitana, dedicó a los policías que procedieron ayer su detención.
ROMA- Fue el final exitoso de una larguísima operación, pues el supuesto criminal llevaba quince años en busca y captura acusado de asesinato, asociación mafiosa, extorsión, robo y otros delitos. Igual que tantos otros jefes mafiosos, Zagaria, de 53 años de edad, también se escondía en su lugar natal: se había ocultado en un búnker situado bajo la vivienda de uno de sus hombres en su pueblo, Casapessena, cerca de Caserta, el bastión de los Casalesi.
La operación que descabeza a la Camorra fue espectacular. Participaron más de 350 agentes, quienes celebraron la captura del mafioso con entusiasmo. Zagaria estaba en uno de los más de 50 inmuebles que examinaron ayer, escondido en un subterráneo secreto al que se accedía a través de una trampilla que se activaba electrónicamente. Era un espacio reducido una habitación pequeña y modesta. Zagaria era diferente a otros capos, a él no le gustaban ni los lujos ni las excentricidades de muchos de los jefes mafiosos, a alguno de los cuales se le ha encontrado hasta un tigre en sus vivienda. Él no estaba casado, no tenía hijos ni se le conocía amantes, pues consideraba la familia un punto débil. No le faltaba razón: algunos de los más grandes capos han sido detenidos por ponerse en contacto con sus seres queridos. Llama en cierta forma la atención la temática de los libros que los agentes hallaron en el búnker de Zagaria: la mayor parte de ellos hablaban de la mafia napolitana. Como ha sucedido ya con otros camorristas, él también estaba leyendo «Gomorra», el célebre libro del escritor Roberto Saviano dedicado a esta organización criminal. También se podía ver en la estantería «El Gatopardo», de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, un libro de un juez, Raffaele Cantone, titulado «Solo por la Justicia», y otros textos del mismo tema. Además, había una biografía de Steve Jobs, el fundador de Apple.
Zagaria representa el lado más empresarial de la mafia napolitana. No era un sanguinario, sino un hombre de negocios sin escrúpulos para violar las leyes que hiciesen falta para hacer dinero. Se le considera el «rey del cemento», pues fue capaz de invertir en la construcción las gigantescas ganancias que le reportan a los Casalesi la venta de drogas, la usura y el resto de sus negocios sucios. También tenía intereses en la gestión y tratamiento de las basuras, un sector que en toda Nápoles y su región, Campania, está en manos de los mafiosos. A Zagaria le espera ahora un largo tiempo entre rejas. Tendré que afrontar el régimen carcelario más duro, el que la Justicia italiana prevé para los líderes criminales como él.
Su detención causó el júbilo entre algunos de los vecinos del pueblo de Casapessena, donde se produjo el arresto, y de la ciudad de Caserta, donde fue conducido a continuación. Zagaria llegó a la comisaría custodiado de un helicóptero y de una veintena de coches de Policía cuyos agentes festejaban con pasión su captura. Frente al edificio de la comisaría esperaba un buen número de ciudadanos que insultaron al mafioso y jalearon a los miembros de las fuerzas de seguridad.
En Casapessena, sin embargo, hubo quien dijo que se trataba de un buen hombre, mientras que muchos no quisieron hacer comentarios. La «omertà», la ley del silencio, reinaba entre buena parte de sus vecinos.
El arresto del capo de los Casalesi provocó una cascada de felicitaciones en Italia, donde su detención se considera una victoria del Estado sobre la mafia. El presidente de la República, el primer ministro y todas las autoridades italiana celebraron su caída. Antonio Manganelli, jefe de la Policía, reconoció que llevaban tiempo con la certeza de que estaban apunto de descubrir el escondite de Zagaría y aseguró que con su captura, el «consejo de administración, la cumbre del clan», quedaba entre rejas. En su opinión, los Casalesi, al igual que hizo un tiempo la Cosa Nostra siciliana, pretendía levantar «una organización contra el Estado». Los Casalesi, a diferencia de los fragmentados clanes de la Camorra instalados en Nápoles, se ha consolidado en los últimos años.
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