Cádiz

Las penas disparan la audiencia

La vida de los famosos interesa, y mucho, a la audiencia. Prueba de ello es que todas las cadenas, ya sean públicas o privadas, tienen espacios dedicados al mundo del corazón o cuentan con secciones específicas dentro de sus magacines.

Los espectadores han estado muy interesados por el juicio de María José Campanario por presunta estafa
Los espectadores han estado muy interesados por el juicio de María José Campanario por presunta estafalarazon

Aunque el día a día de estos personajes más o menos relevantes despierta interés, este deseo de bucear en sus vidas se incrementa si el famoso en cuestión pasa por un momento personal complicado. Y es que el sufrimiento vende. Quizá por el hecho de que, en ocasiones, se muestren vulnerables los coloca en el mismo plano que la mayoría de los mortales. Los problemas judiciales, económicos o de salud de estos personajes aumentan notablemente las audiencias de los programas que los abordan.

Campanario y Ortega Cano
Ejemplo de ello es que los espectadores de «El programa de Ana Rosa», aumentaron sensiblemente el día que dedicó una importante cobertura al juicio que se celebraba en la Audiencia de Cádiz contra María José Campanario y su madre, Remedios Torres. La audiencia se disparó el pasado 8 de junio por encima del 20%, lo que convirtió al programa de Telecinco en líder indiscutible de la franja de mañana. Otro ejemplo reciente es el de «Sálvame». Uno de cada cinco espectadores que veía la televisión en la tarde del pasado 30 de mayo seguía el espacio conducido por Jorge Javier Vázquez, que ese día centró el programa en el terrible accidente sufrido por el torero José Ortega Cano, una desgracia que ha servido para llenar buena parte de estos espacios.

Un ejemplo más del éxito que tiene mostrar las dificultades de los famosos en televisión es el de Isabel Pantoja. Los problemas judiciales de la tonadillera también han suscitado mucha expectación. Y como muestra, un botón. La detención de la cantante por su presunta vinculación con la llamada «Operación Malaya» en mayo de 2007 colocó a los programas que trataron esta información entre los más vistos de la jornada. Así, «Aquí hay tomate» certificó un 28% de «share» y más de 3,4 millones de televidentes. A continuación, el magacín «A tu lado», que también hizo un importante despliegue con motivo de la detención, destacó en la tarde, con casi 1,7 millones de seguidores y un 20,7% de cuota.

La enfermedad de Rocío Jurado ocupó buena parte de los espacios dedicados al corazón. Conexiones en directo desde la casa de la cantante o desde los hospitales donde permaneció ingresada se convirtieron en escenas habituales que salpicaban a diario las parrillas de las distintas cadenas. Los programas especiales con motivo del fallecimiento de la cantante, el 1 de junio de 2006, también vieron subir su audiencia como la espuma. «El programa de Ana Rosa» logró ese día una cuota del 30% tras mantener el interés de casi 1,4 millones de personas.

Empatizar con el sufrimiento
Para el psicólogo Enrique García Huete, este interés del público por los problemas de los famosos se crea por la retroalimentación que genera la televisión. «El medio habla de los personajes sistemáticamente, lo que provoca un efecto de mimetismo en el público, y los comentarios sobre los famosos crean modas, que para cierto estrato de la sociedad son modelos a seguir. Así, los espectadores demandan información, y el medio para contentarlos y para ganar audiencia la crea».

Además, si una persona «no ve el programa del que se habla en la cola de la pescadería, no puede comentarlo y pierde la interacción con sus semejantes». García Huete asegura que es normal que «los procesos luctuosos generen más morbo, más comentarios y más necesidad de detalles en el espectador. Empatizamos más con el sufrimiento de un famoso, si les va bien interesa menos». En otras ocasiones, al público también le gusta ver a los personajes populares «como dioses caídos y comentar ‘'se lo tenían bien merecido''».