España
El taxi protagonista de la última «protesta-borroka»
La marcha del sector se salda con cinco detenciones y numerosos incidentes a lo largo del Paseo de la Castellana. Rompieron lunas y retrovisores de los vehículos que sí prestaron servicio y llegaron a rociar con gasolina un taxi
MADRID- Estaba concebida y convocada como una marcha «en defensa de los derechos de los taxistas» y contra la liberalización del sector de Vehículos de Arrendamiento con Conductor. Autorizada por la Delegación del Gobierno, a la marcha estaban llamados los profesionales del taxi de toda España. Cincuenta vehículos encabezaron el recorrido, seguidos a pie por varios centenares de taxistas. Sin embargo, la intolerancia de unos pocos hacia aquellos compañeros que no se sumaron a la manifestación y optaron por trabajar terminó desencadenando graves percances. Cinco detenidos, numerosos incidentes y varios vehículos destrozados fue el triste balance de unos actos que terminaron por desvirtuar el objetivo de la protesta.
La marcha convocada por los sindicatos CTE, Unalt y Uniatram tuvo su punto de partida en la Plaza de San Juan de la Cruz, junto al Ministerio de Fomento, a las once de la mañana. Cánticos como «El taxi unido jamás será vencido» y «Esto nos pasa por un Gobierno facha» fueron los más coreados a partir de ese momento. No hubo incidentes hasta que los manifestantes superaron el paseo de la Castellana a la altura de la calle Raimundo Fernández Villaverde. En ese punto, los integrantes de la protesta se percataron de que algunos taxistas circulaban por encima del paso elevado. Tras increparlos desde abajo, se dirigieron corriendo hacia el final del puente para cortarles el paso. La presencia de furgones policiales evitó que el enfretamiento entre taxistas pasara a mayores. La escena se repitió a lo largo de la Castellana en varias ocasiones, con especial gravedad a su paso por Sor Ángela de la Cruz y Alberto Alcocer. En estos puntos, varios taxis que prestaban el servicio con normalidad fueron acorralados y golpeados. En un momento, un taxista llegó a ser zarandeado por un grupo de manifestantes. Además, las lunas y los retrovisores de otros vehículos quedaron dañados y uno de los taxis fue rociado de gasolina. En los incidentes de Sor Ángela de la Cruz, la mayoría de los manifestantes y un nutrido grupo de viandantes reclamaron a los violentos que cesaran en su actitud y se limitaran a participar en la marcha.
A los cinco detenidos se los acusa de desórdenes público y a varios de ellos del delito de daños. Fueron trasladados de forma inmediata a la Brigada Provincial de Madrid. Tras prestar declaración, los cinco taxistas fueron quedando en libertad a lo largo de la tarde. En el punto final de la marcha, el Ministerio de Economía, situado en la plaza de Cuzco, la tensión volvió a dispararse. La presencia policial no permitió a los manifestantes acceder a Alberto Alcocer, lo que provocó que los agentes fueran increpados. Los antidisturbios trataron de dispersar, sin éxito, la concentración. En un momento dado, los manifestantes traspasaron el cordón policial. Se produjo entonces la última de las detenciones, lo que desecandenó, a eso de las 14:15, el fin de la protesta.
Fomento y los taxistas llegan a un acuerdo
Tras una mañana «caliente» por los incidentes provocados por los manifestantes, el Ministerio de Fomento y las asociaciones gremiales de taxistas llegaron a un acuerdo, poco después de las ocho de la tarde, que con casi toda seguridad supondrá la desconvocatoria del paro nacional que estaba previsto para el próximo 1 de agosto. El acuerdo da respuesta a la principal reivindicación del sector: que el Gobierno suprimiera la limitación de actividad de un vehículo de arrendamiento con conductor por cada 30 taxis. De esta forma, el Ministerio se compromete a incluir en el anteproyecto de ley de ordenación del transporte terrestre (LOTT) un artículo que «expresamente recoge la proporcionalidad entre las licencias de taxi y las de alquiler de vehículos con conductor».
En primera persona
«Piden respeto, pero destrozan coches»
Ayer fue un día atípico en Madrid. Las paradas de taxi de la ciudad, habitualmente llenas hasta la bandera, presentaban un aspecto desangelado. En algunos puntos de la ciudad era incluso difícil divisar alguno. Encontrar uno libre era misión imposible. Una usuaria habitual de este medio de transporte se encontró en la parada de Marqués de Vadillo una desagradable sorpresa: «Aquí siempre hay seis o siete vehículos estacionados. A pesar de que el paro empezaba a las once, un cuarto de hora antes, ya no había ninguno en la parada. Después, en General Ricardos había pocos y todos ocupados». Los que optaron por trabajar tenían negocio asegurado. Alguno incluso tirando de picaresca quería ingresar el doble. «Un taxista que iba con gente me ofreció llevarme hasta Callao, que es donde iba la otra persona». La falta de taxis provocaba que el tráfico fuera más fluido. En el corazón de la protesta, en la plaza de Cuzco, muchas personas a las que les sorprendió la manifestación expresaban su malestar con los que atacaban a los compañeros que querían trabajar: «Piden respeto pero destrozan los taxis».
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