Europa

San Sebastián

La conferencia de la nada por Rubén MÚGICA

La Razón
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Pertenezco a la generación de vascos que ya de niño sabía que una banda asesinaba bajo el nombre de ETA; pocas cosas más he conocido de mi tierra, Euskadi, y supongo que vecinos míos, de mi misma generación, oyeron repetidamente durante años que lo de ETA y la violencia eran cosas de vascos, y que éramos los vascos quienes teníamos que solucionarlo.

Tal era, en realidad, el ideario del nacionalismo vasco, tan dado a mirarse el ombligo que incluso pensaba que el crimen y el final del crimen eran patrimonios propios e inalcanzables para extraños; al nacionalismo vasco le resultaba cómodo su ombligo, pues las leyes matemáticas vascas decían que siempre eran otros los que ponían la nuca.

Los tiempos han cambiado, y ese mismo nacionalismo vasco, incluidos los criminales, nos dice hoy que una cosa llamada «paz» depende de un tal Brian Currin, que vive nada menos que en Suráfrica; lo que no cuentan del tal Currin es que, como profesional de una pompa llamada «resolución de conflictos», no sabe si Euskadi está al norte de Polonia o al sur de Guatemala, y que además cobra un dineral por sermonear sobre cómo deben organizar su vida los demás.

El tal Currin y otros telepredicadores con pasaporte se reunirán el lunes en San Sebastián, y nos dirán a los españoles cómo debemos organizar nuestra democracia y nuestra convivencia. Harán bien el trabajo por el que bien cobran, y nos dirán que el final de ETA requiere que el Estado se conforme con empatar con los criminales; que nuestra democracia debe renunciar a la derrota de los pistoleros; que hay un punto de equilibrio entre asesinos y asesinados.

Sería fácil desmontar el embuste, pero a la trampa se ha sumado la dirección de los socialistas orgánicos vascos, que hablan mucho de «paz», pero todavía no han explicado dónde está la guerra para la que quieren tanta «paz»; rechazaron la «paz» de Franco, pero se abrazan a la «paz» de ETA.

Los charlatanes terminarán su trabajo el lunes, y a las víctimas del terrorismo nos quedará seguir narrando que nunca hubo guerra ni conflicto, sino persecución criminal perpetrada por los últimos nazis de Europa; nazis por violentos, nazis por racistas, nazis por totalitarios.

Rubén Múgica