Cataluña

«No tengo para comer y mañana me cortan el agua»

La Razón
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BARCELONA- «No tengo ni para comer y mañana me cortarán el agua». Con el rostro desencajado, impotente y con su pequeña de 2 años en brazos, Carmen, de 26 años, se dirigió ayer a la sede de la conselleria de Bienestar Social y Familia a reclamar la Renta Mínima de Inserción, conocida como Pirmi, que aún no ha llegado a los más necesitados.
«Me quedan 18 euros en la cuenta y estoy sin casa, sin comida, sin nada», explicó Nieves. Igual que ella, miles de personas que no disponen de un mínimo colchón económico de emergencia, se han visto afectadas en pleno mes de agosto, cuando muchos asistentes sociales y organizaciones humanitarias están de vacaciones, por el retraso de las ayudas. El Govern insiste a que se debe a un cambio de la forma de pago para evitar fraudes, ya que a partir de este mes se ingresa el subsidio de 400 euros a través de cheques nominativos por correo en vez de transferencias bancarias. Mientras, los sindicatos consideran que al Generalitat, que ahora revisará uno por uno los perceptores del salario mínimo, busca ahorrar con este cambio de las condiciones.
«Llevo desde el día 30 sin cobrar, mi asistente está de vacaciones y me he enterado por las vecinas», decía una madre soltera. «La asistente me dice que me espere pero mientras ¿quién le da de comer hoy a mis hijos?», lamentaba esta vecina de Sant Adrià del Besós alterada y nerviosa. «Es una vergüenza, lo nunca visto ya que hay familias que no tienen ni para comer esta noche, somos los más necesitados», añadía a gritos. «Si yo cumplo ¿por qué no han de cumplir ellos?», se preguntaba Carmen, de 50 años, vecina de Santa Coloma indignada.
«Lo que ha habido es un grave problema de información», decía José, un padre de familia. Y es que muchos de los beneficiarios de la ayuda, la mayoría en riesgo de exclusión, no han recibido la carta informativa que el departamento de Empresa y Ocupación, que gestiona el presupuesto de las Pirmi, asegura haber enviado.
«A partir del día 5 les llegará una carta con toda la información», explicaba una funcionaria a una veintena de personas que, con tensión, hacían cola frente al Palau de Mar en busca de una respuesta. «¡Ya me gustaría a mí no estar así, prefiero un trabajo que la Pirmi!», exclamaba Palmira, madre de dos hijos. «Voy a tener que robar porque ya no me queda otra», añadía desesperada.
Para amortiguar el golpe de muchas familias, algunos consistorios y entidades como Cáritas han puesto en marcha medidas de emergencia ante la avalancha de familias desamparadas. Ayuntamientos como el de Sabadell han recibido en solamente dos días a 390 afectados que pedían explicaciones, según informó el alcalde del municipio y presidente de la Federación de Municipios de Cataluña, Manuel Bustos. «La gestión de estos cambios es inadecuada y se está llevando a cabo de tal manera que se ha generado alarma social», criticó Bustos.