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Las castas contra las ideas por José Clemente

La Razón
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Los congresos regionales o federales que está llevando a cabo el PSOE tras la elección de Alfredo Pérez Rubalcaba en Sevilla como secretario general a comienzos del pasado mes de febrero están revelándose como el mejor termómetro para conocer el estado de salud de los socialistas españoles, y justamente lo que observamos los analistas de la actualidad política nos confirma lo que ya era un secreto a voces, es decir, el PSOE además de roto está perdido y desapegado de la realidad, por no decir a la deriva y sin rumbo al que asirse para salvar o al menos justificar su propia razón de ser, aunque la justificación no lo sea todo si no se acompaña de actos o acciones que la demuestren, pues como bien decía Jean-François Revel, todos los hombres públicos tienen una capacidad impresionante para la autojustificación. Pero como todos sabemos, la justificación no es más que el camino más corto para la excusa, que es en lo que devienen la mayoría de ellas cuando no se pueden probar o demostrar y ahí, exactamente ahí, es donde quería llegar. De la cacareada y famosa consigna concluyente («Somos una auténtica piña») del amañado congreso sevillano, en el que todos visualizamos la profunda división interna del PSOE, hemos pasado al «quítate tú que ya vengo yo que no estoy amortizado», una situación que se repite últimamente con más frecuencia de lo habitual allá donde los socialistas abren las urnas para elegir al líder regional con mando en plaza. La última refriega tuvo lugar la pasada semana en Madrid donde concurrían dos candidatos a la secretaría general, uno crítico con Rubalcaba (Tomás Gómez), que se alineó en Sevilla a favor de Chacón, y la ex diputada Pilar Sánchez Acera, que lo hacía con el apoyo de Rubalcaba. Pues bien, los «oficialistas» o «Rubalcabistas» acabaron siendo vapuleados por los críticos que, al parecer, no son o no deben sentirse parte de esa «piña» que nos anunciaba el sonriente líder del PSOE en Sevilla. Las divisiones, como las justificaciones, afloran como excusas de mercadillo en cuanto son sometidas a la mínima prueba y eso es lo que le ocurre al PSOE. Dentro de 15 días los socialistas murcianos se sentarán junto a la «máquina de la verdad» y todos tendremos oportunidad de volver a ver esa profunda enfermedad que les aqueja y cuyo origen principal reside en la cobardía derivada por el apego al poder, no voy a etiquetarlo de absolutista pero sí, en muchas ocasiones, «quasi» monárquico. Los socialistas abandonaron o se perdieron en su espíritu crítico en lo social y en lo económico, hasta el extremo de perder de vista reivindicaciones tan populares como la «dación en pago», que estaba dejando en la calle a miles de familias. También se han olvidado de sus orígenes, de sus aliados y seguidores naturales y, especialmente, de la autocrítica como mecanismo para actualizarse y ser al menos atractivos. Se abrió Sevilla para el debate de las ideas y se salió de Sevilla de morros y con la carpeta vacía. Ausencia de debates, de ideas, de programa, de equipos, de rumbo y, lo que es peor, con engaños («somos una piña») cuando en realidad son un polvorín en medio de un incendio forestal. Murcia no pinta ni mejor ni peor que el resto de federaciones, pero cuantos menos afiliados tiene la organización más abanderados de causas personales concurren en cuando se ha abierto la veda. Todos los candidatos (Rafael González Tovar, Ramón Ortiz, Roberto García y Joaquín López) han mostrado sus ganas de competir, aunque las posibilidades de unos y otros sean abismales. Tovar recuperó, mediante Saura, a Ramón Ortiz para el Senado y fue todo un acierto, hasta el extremo de superar en votos a su hija, hoy en la Ejecutiva federal de Rubalcaba. El alcalde de Beniel, Roberto García, lleva poco tiempo en política aunque aparece y con fuerza, pero se dice de él que es la liebre para que salgan otros aspirantes como López. No espero muchas sorpresas pues Tovar cuenta con el apoyo de todos ellos, aunque todos ellos cuenten con el suyo y Ortiz no debería meterse en peleas internas. Estamos en lo mismo: aparato contra aperturismo, pero no se olviden de Sevilla donde las castas, es decir, los profesionales de la política, los que han llegado a ella con ganas de perpetuarse al precio que sea, ganaron a las ideas. Ninguno de los candidatos posibles es motor en los debates y mucho menos un generador de proyectos. Tovar cuenta a su favor con ser el más conocido por su condición de ex delegado del Gobierno en los últimos años. Navarro está hundido por su pésima gestión como alcalde de Calasparra, mientras que a García le falta recorrido pese a su victoria en Beniel. También le pierde a éste último que se diga de él que trabaja para Tovar, y López apenas tiene tirón entre la militancia. El hombre más adecuado sigue siendo Ortiz, pero el ex secretario general no quiere amargar los días que le quedan en política.