Cataluña

Hasta la victoria siempre

A pocos metros del monumento dedicado al Che en Badalona, la presidenta del PP, Alicia Sánchez-Camacho, acompañó a Xavier García Albiol, alcaldable por esta ciudad.

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Hay monumentos hermosos que mejoran el paisaje de la ciudad. Otros dañan a la vista por su fealdad. Eso es lo que ocurre con el montón de hierros oxidados que intentan recordar al comandante Guevara en la plaza que lleva el nombre del Che. Allí, frente al mercado de La Salut de Badalona, Alicia Sánchez-Camacho estuvo apoyando a Xavier García Albiol, el candidato del PP en esa ciudad. El acto empezó con eso que los británicos llaman «Speaker Corner», es decir, una esquina de la calle en la que hablar, en este caso a los medios. Allí se empezó a intuir que para llamar la atención del electorado la cosa va de llenar el espacio público de globos, en este caso azules, tratando de luchar contra los de color rojo del PSC. Tal vez por eso, lo primero que preguntó García Albiol a los del tenderete del PP en el mercado, es «¿cómo van los globos?». Todo era contemplado por las clientas de este rincón de la ciudad, alguna de ella despistada. «Xavier, me caes tan bien que te votaré el lunes», aseguraba una hipotética votante que olvidó que las elecciones son el domingo. Otra simpatizante afirmaba al alcaldable que «te voto todos los años». Alicia Sánchez-Camacho se sorprendía ante tanta sinceridad. Algún afín a la causa, se acercó a Sánchez-Camacho y remomeraba algunas estampas del pasado. «Alicia, yo vi a nuestro amigo en calzonazos en Palomares», una manera de referirse al mítico baño de Manuel Fraga en 1966. Y allí, entre gorras de 3 euros de Bob Esponja, camisetas a 10 euros y hierbas medicinales, alguien dijo que «"mae"mía, no "sus"vais a pasar por aquí». En otro tenderete alguien le gritaba a Sánchez-Camacho «niña, que tengo todo barato. A euro el cojín». Pero ni la presidenta del PP, ni el alcaldable compraron. Eso sí, firmaron autógrafos como si fueran estrellas del rock. El candidato se acercó a todo el mundo e incluso contestó alguna pregunta excesivamente incómoda. «Xavier, es que no sé cómo preguntártelo», dijo ella. «Pregunta, mujer, pregunta», dijo él. «Es que el otro día en un mitin dijeron que de joven tú eras de Falange», dijo otra vez ella. «¡Qué barbaridad! Eso no es verdad», zanjó el tema él, contestando y regalando globos y copia del programa electoral. La cosa llegó a su fin, con unas cuantas carantoñas a niños y más globos y fotos entregados a posibles votantes. El final del trayecto concluyó junto al monumento al Che Guevara. Ay, al camarada de Fidel Castro no se le pudo hacer un peor homenaje. «Hasta la victoria siempre», decía el guerrillero sin pensar en Badalona.