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El PP amenaza a Mas con retirar su apoyo tras el «congreso de la estelada»
BARCELONA- Hay «nasty mondays», un invento para cantar y bailar los lunes; lunes largos como los que relataba Miguel de Cervantes, y lunes tristes, como el que ayer describió la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho. Después del «congreso de la estelada», nombre con el que Sánchez-Camacho bautizó el cónclave en el que Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) ha dado un giro independentista, el PP se mostró disgustado con la apuesta que los nacionalistas han hecho por el Estado propio en su hoja de ruta. La decepción de Sánchez-Camacho la llevó a amenazar a Artur Mas con retirar el apoyo del PP al Govern de la Generalitat si hace suyas las tesis independentitas del congreso de Convergència.
Al PP le ha molestado que CDC desplegara «esteladas», coreara «in-de-pen-dèn-ci-a» e hiciera tan explítica su apuesta secesionista. Primero Sánchez-Camacho y luego Enric Millo, portavoz del grupo parlamentario popular, admitieron que la deriva separatista de Convergència hace más difícil el entendimiento entre ambos partidos. Aunque desde Génova aseguraron que el Gobierno del PP mantendrá las conversaciones con CiU para que apoye los Presupuestos del Estado.
Reunión «urgente» con Mas
El PP catalán continuará garantizando la gobernabilidad de Cataluña, por el momento. Mañana apoyará el relevo en la dirección de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales. Aunque Sánchez-Camacho anunció que el PP abre un periodo de reflexión «serio» sobre las relaciones con CiU en Cataluña. Avisó a Mas de que «no encontrará nuestro apoyo» si hace suyo el objetivo de alcanzar un Estado propio. Pero antes de dar cualquier paso, le dio el beneficio de la duda, le pidió una reunión «urgente» para que pueda aclarar cuál es su postura.
Mas ya avanzó en el congreso de CDC que antes de poner rumbo hacia el Estado propio, lo primero es lo primero, y lo prioritario es la recuperación económica, objetivo que comparte con el PP.
Más difícil será alcanzar un acuerdo sobre el pacto fiscal, aunque el PP quiere mejorar el sistema de financiación que, por ley, toca revisarse el próximo año. «Queremos un modelo de financiación más equilibrado», admitió Sánchez-Camacho, «pero no aceptaremos chantajes». El nuevo secretario general de CDC, Oriol Pujol, habló de un posible agotamiento de la política de alianzas. Es más, lanzó un guiño a ERC, a quien describió como «compañero indiscutible» para lograr el pacto fiscal. Desde ERC, Oriol Junqueras le respondió que rompa con el PP para hacer creíble su apuesta. Para el PSC, más allá de que CDC de lunes a viernes «pacte con las gaviotas» y el fin de semana saque las banderas independentistas lo que le preocupa es que con su discurso separatista esconde su fracaso en políticas sociales.
PP y Ciutadans echaron en cara a CDC que sus «delirios soberanistas» pueden generar una fractura social porque la mayoría de los catalanes no quiere la independencia. Pensando en el 68 por ciento que no votaría «sí» en un hipotético referéndum, el PP tendió la mano a los votantes moderados de CDC.
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