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La «depresión» de Ricky

Ha vivido con las exigencias propias de una estrella casi desde el colegio. Debutó en la ACB con 14 años, antes que nadie en la historia de la Liga, y se puso al frente del DKV Joventut como si fuera lo más fácil del mundo

Ricky intenta entrar a canasta ante la oposición de Daniel Clark, en el partido del pasado fin de semana entre Estudiantes y Barcelona
Ricky intenta entrar a canasta ante la oposición de Daniel Clark, en el partido del pasado fin de semana entre Estudiantes y Barcelonalarazon

Las historias acerca de su talento y de su capacidad para inventar jugadas imposibles ya se conocían mucho tiempo antes y lo único que hizo fue corroborarlas. Con 20 añitos recién cumplidos ya sabe lo que es ganar la Euroliga y dos veces la Copa del Rey, mientras la NBA le espera ansiosa

En el «draft» de 2009 fue elegido en la quinta posición por Minnesota, pero él prefirió seguir un poco más en Europa. En Estados Unidos muy pocos entendieron su decisión, aunque es cierto que no se han olvidado de él. Los directivos de los Timberwolves siguen muy de cerca sus pasos, y las cadenas de televisión norteamericanas han emitido varios documentales sobre la vida de ese talentoso base español que ha dicho no, de momento, a la mejor liga del mundo. David Stern lo tiene en la lista de futuras estrellas de su rentable negocio y, en teoría, al final de este curso debería decidir si emigra o sigue en casa.

Todos los técnicos estadounidenses preguntados hablan maravillas de él, y sus futuros rivales, aunque muchos reconocen que no lo han visto, sí coinciden en que su fama es inmejorable. Su futuro es fantástico y envidiable para cualquier jugador de su edad, pero el presente es algo más gris, porque ha empezado la temporada en una «depresión» de la que no consigue salir.

En el Mundial de Turquía no estuvo a la altura de lo que se esperaba, que en su caso siempre es mucho, y el comienzo en la ACB y la Euroliga ha sido tan perezoso como el de su equipo.

Vestido de azulgrana todavía no ha conseguido igualar los números que presentaba en su último año con el Joventut y ahora algunos se empiezan a preguntar qué le pasa a Ricky. Más allá de la estadísticas, las sensaciones que deja el jovencísimo base sobre el parquet no son las ideales. Ha perdido el brillo en la dirección de juego, no defiende con la inteligencia de otras veces y en el tiro exterior sus problemas son evidentes, con o sin los números en la mano.

Ante Estudiantes estuvo tan mal como el resto del equipo, y sólo hace unas jornadas en la Euroliga frente a la Cibona pudo disfrutar de verdad. Él dice que está muy tranquilo y se siente apoyado por el técnico y los compañeros.

Mientras consigue salir de la crisis, en Estados Unidos han compuesto hasta una canción dedicada al catalán, que dice: «Oh, Ricky Rubio, ¿por qué no vienes a la NBA?». Todo llegará.