Prioridades

Pongamos el caso de una familia normal que se encuentra, como casi todas, achuchada por la situación económica, con falta de liquidez y con algunas deudas por pagar. Llegado un momento, el que toma las decisiones se ve obligado a optar por dar de comer al abuelo que vive con ellos o gastar en representación (comidas, invitaciones), para presumir de cara a los vecinos y amigos. ¿Por cuál de las dos opciones se decantaría usted, querido lector, si estuviese en esa tesitura? Supongo que la inmensa mayoría cogería el dinero y lo destinaría a que el abuelo tuviese la comida y la asistencia global que se merece. Extrapolando esta situación familiar a lo que sucede en comunidades autónomas, cabría decir que, entre mantener una «embajada» en el exterior y pagar a los geriátricos y residencias de ancianos, habría que tirar por esto último. Sin embargo, en Cataluña, su Gobierno no es de la misma opinión y ha decidido aplicar recortes y retrasar dos meses los pagos a las residencias de ancianos. Es evidente que vivimos en un momento complicado y difícil, en el que los políticos deben dar su talla como administradores. Eso significa que tienen que administrar recursos escasos y establecer prioridades en el gasto. Artur Mas ya ha dicho cuáles son sus prioridades, que de entrada parecen no casar mucho con el sentido común. Claro que también hay otra posible interpretación de estas medidas. Podría ser que el Gobierno de Cataluña esté creando malestar aplicando recortes sociales para decir luego que la culpa es del Ejecutivo central, porque no hay concierto fiscal con esta Comunidad. Quizás hasta lleguen a señalar que no pueden pagar a las residencias porque tienen que mandar el dinero a Madrid. Ya veremos.