Castilla-La Mancha
Elecciones ya
Por más que quiera Zapatero, ni siquiera él puede cambiar la realidad. La actual coyuntura muestra a un presidente y secretario general del PSOE sin posibilidad de presentarse a un tercer mandato. Su partido no lo quería. Ya no le sirve expresarse paladín de los ocho años. Es tarde para creerle. Los presidentes de Castilla-La Mancha, Extremadura y numerosos dirigentes socialistas habían mostrado sus preferencias por la ausencia de su hasta hace poco líder. Por tanto, no se va. Lo estaban echando. Zapatero ha logrado llevar a su formación a las cotas más bajas y, lo que es peor, ha conducido a España al desastre, a una situación gravísima, cuya solución no se vislumbra. Su ineficacia y su ausencia de respuesta son evidentes. Dicho esto, cabe subrayar que la comunicación de su retirada en estos momentos no le permite mantenerse en La Moncloa hasta marzo de 2012. Él está débil en su partido, pero lo angustioso es que lo está su política ante el exterior. Cuando los mercados exigen confianza y fortaleza, su Gobierno exhibe flaqueza e inestabilidad. Y ahora, con fecha de caducidad. Es la imagen menos conveniente. Zapatero, con sus palabras, sólo mostró preocupación por su partido, por dar tiempo a formar un nuevo jefe. Hasta en eso ha errado. Como reflejaba el editorial de LA RAZÓN, «es de ingenuos pensar que el PSOE pasará por las primarias sin heridas en su cohesión». Lamentablemente, sólo va a distinguirse por no haber perdido unas elecciones. Si realmente quiere favorecer a su país, su anuncio debe acompañado por la convocatoria de elecciones. Hace meses, titulé esta columna «Elecciones ya». Hoy, con mayor motivo. Así es la vida.
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