Londres
Emigrar como salida laboral
La crisis aumenta un 55% el interés de los jóvenes en trabajar en el extranjero
BARCELONA– Mejorar el currículum, aprender un idioma y capear el temporal. En una época en la que la mitad de la población joven engrosa las listas del paro, hacer las maletas y buscar suerte en el extranjero se perfila como una tendencia al alza –o única «salida laboral» posible, según ironizaban muchas pancartas en las manifestaciones del 15M–. Las teorías de los «indignados» no iban muy desencaminadas.
El Parlamento Europeo, la Comisión Europea y la Secretaría de Estado para la UE, ha anunciado que el 72,4 por ciento de los jóvenes españoles cree que hoy día es más viable encontrar trabajo fuera que en España, pero el 75 por ciento desconoce las posibilidades de empleo y formación que ofrece Europa. Si bien a nivel estatal funciona el Servicio Público de Empleo Estatal (Sepe) del Ministerio de Empleo –con un listado de empresas de trabajo temporal y colocación de España, Alemania, Francia, Irlanda y Reino Unido–; en Cataluña, la Oficina Jove de Treball de la Direcció de Joventut, asesora a aquellos que vislumbran su futuro más allá de la frontera.
Dirigido a jóvenes de entre 16 y 35 años de edad, la oficina aconseja y orienta a los chavales con las diferentes vías y recursos para encontrar trabajo en el extranjero, con independencia del país. Tal y como confirman fuentes de la conselleria de Benestar Social, la crisis ha aumentado exponencialmente el interés por encarrilar el futuro laboral fuera de España. En apenas tres años, la oficina ha aumentado su trabajo en un 55 por ciento.
Mientras en 2009 se interesaron por los programas de trabajo en el extranjero 257 jóvenes –con una media de edad de 23 años–, en 2010 fueron 320, 353 chavales en 2011 y para este año hay una previsión de asesorar a 400 jóvenes. Sólo hasta junio, 199 personas se interesaron por encontrar empleo fuera. «Últimamente nos hemos encontrado con un perfil más cualificado que quiere ir a buscar prácticas profesionales al extranjero (una vez acabada su formación) o bien trabajar mediante una relación laboral en otro país, debido a la dificultad de encontrar trabajo en Cataluña», explican las mismas fuentes. Y aunque los titulados buscan empleos cualificados fuera, desde la Oficina de Treball Jove destacan «el importante porcentaje de jóvenes que se interesan por las campañas de recogida de fruta alrededor del mundo», ya que representan un 15 por ciento de las consultas recibidas.
Poder disfrutar de una beca que se ocupe de los gastos de manutención o del propio viaje también es otra de las aspiraciones de los demandantes. Las consultas sobre becas y programas concretos han aumentado un 53 por ciento en la oficina catalana.
A nivel estatal, la red de universidades Universia gestiona programas internacionales para que los universitarios con un nivel muy alto de inglés completen su formación trabajando en empresas de países europeos, con una duración mínima de tres meses. as tecnologías. Los países más habituales para realizar estas prácticas son Reino Unido, Alemania, Italia, Francia, Bélgica y Holanda. Si los estudiantes prefieren probar suerte fuera de las fronteras europeas, el departamento de Estado de Estados Unidos permite a universitarios españoles viajar a ese país para trabajar durante las vacaciones por un máximo de cuatro meses, a través del programa Trabajo y Viaje de Verano.
Tras el efecto llamada de programas como «Españoles por el mundo» y las trabas para encontrar un trabajo digno y acorde a una carrera de formación que ocupa toda su adolescencia, los jóvenes catalanes parecen haber tomado la iniciativa para buscar su futuro laboral. Atrás quedan desafortunadas declaraciones como la que el conseller de Treball, Francesc Xavier Mena, emitió en el Parlament. «Se trata de cosas tan sencillas como tener una experiencia vital en el extranjero. Por ejemplo, servir cafés en una cafetería de Londres. Que se vayan a Londres y se pongan a servir cafés para ganar fluidez con el inglés suficiente», dijo. Por suerte, los jóvenes, parecen mucho mejor informados y encarrilados de lo que el conseller cree y no sólo se preocupan por «servir cafés».
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