PSOE

Rubalcaba el eterno imprescindible

La Razón
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Cuando la crisis aplastó las expectativas electorales, cuando el partido quedó el pasado mayo envuelto en las tinieblas del pesimismo, cuando apenas quedaban unos meses para preparar la carrera, el PSOE apostó por un referente tan respetado como temido. Nada de experimentos. Los socialistas confiaron a Alfredo Pérez Rubalcaba la empresa más difícil en el peor momento. «Si fue capaz de correr 100 metros en 10 segundos, también puede ganar las elecciones en 10 meses», dijo de él Zapatero cuando decidió pasarle el testigo a este velocista con fama de conspirador, abnegada entrega y una enorme habilidad para hacerse siempre el imprescindible. El eterno número dos que ha movido, siempre a la sombra, los hilos del socialismo, se convertía por acuerdo tácito de barones y viejas glorias en número uno.

En el PSOE de los últimos 30 años, han temblado los cimientos, arreciado las tormentas, pasado los secretarios generales, salido los presidentes del Gobierno, librado batallas internas a cara de perro…. y Rubalcaba siempre ha emergido. Es un superviviente, no se rinde y tiene suficientes recursos para plantar cara en los peoes momentos. Por eso hay quien cree que, a pesar del resultado, hoy en el PSOE no hay nadie mejor que él para liderar la travesía del desierto y capear lo que les viene encima. El socialismo escribirá a partir de hoy una nueva página de su historia y Alfredo Pérez Rubalaca no es de los que sale corriendo en dirección contraria. Formará, de una u otra forma, parte de ella. Se tomará unas horas, quizá unos días, pero seguro que regresará al primer plano, esta vez para comprobar con los votos de un congreso si tiene o no opciones para seguir adelante. Y, a juzgar, por su biografía y por los galones que ha sumado en esta campaña, uno apostaría fijo a que seguirá en la primera línea. Tiene experiencia en salir indemne de otras cruentas batallas.

Nadie, excepto él, hubiera resurgido después de haber sido la cara del último Gobierno de Felipe González (1993-1996); ni tampoco de la secretaría de comunicación del PSOE que en 1997 pilotó la transición a la oposición de un partido que llevaba 14 años en el Ejecutivo…

Nadie, más que Rubalcaba, podría haber sobrevivido a la convulsión política que siguió al vuelco electoral del 14 de marzo de 2004 después de los atentados del 11-M y nadie se habría atrevido a apostar nunca más después de los cálculos fallidos en congresos y primarias. Siempre pierde, pero siempre gana. El más experto de cuanto estratega ha tenido el PSOE, apoyó a José Bono frente a Zapatero en el XXXV Congreso; a Almunia frente a Borrell en las primarias para elegir candidato en 2000; a Jiménez frente a Gómez en la batalla por Madrid…

En 2011 apostó por sí mismo, y ha vuelto a perder. ¿Razón suficiente para la retirada? No sería entonces Rubalcaba. Este doctor en Químicas, velocista notable en sus años universitarios, tiene medidos los nuevos tiempos, los efectos colaterales, las ventajas y los inconvenientes de la próxima jugada. Y no sólo porque , como dirían sus detractores, sea un táctico de la maldad, la conspiración , sino porque este apasionado del fútbol y forofo del Real Madrid, es astuto e inteligente y no es de los que salta por la borda cuando el barco zozobra. Más bien podría aplicársele la máxima de cuanto peor, mejor. Por eso no crean que el resultado de anoche le abrirá la puerta de salida. El relato es otro. E igual que Felipe González le hizo saber durante la campaña que cuanto peor fuera el resultado del PSOE más difícil tendría la salida, Alfredo Pérez Rubalcaba también cree que de haber sacado 140 escaños podría haberse ido anoche o esta mañana más tranquilo. A paritr de hoy empieza una nueva etapa en su dilatada carrera política. Y el velocista tomará, otra vez, impulso para llegar a una nueva meta.