Real Sociedad
Inútil cerrojo
La Real se fue a Francia a contratar un entrenador y encontró a «mesié» Montanier, que ha dejado chicos a los amarrateguis, a quienes tomaron precauciones para afrontar partidos en los que la inferioridad se suponía. A don Benito Díaz le cargaron la invención del cerrojo, táctica que fue cosa de un austriaco y él se limitó a alinear cuatro defensas, dos medios y cuatro delanteros. Montanier colocó en el campo cinco defensas, cuatro en el centro del campo y dejó a Vela solo en ataque. Jugarle al Madrid de poder a poder es peligroso y para evitar la goleada la Real renunció a usar el campo contrario. Con actitud tan conservadora el fútbol quedó reducido a la parcela donostiarra. En la segunda parte, sin embargo, la Real se quitó los complejos de encima y Casillas tuvo que intervenir. El Madrid sorprendió porque no salió a todo gas. Prefirió tener paciencia, jugar el balón sin riesgos en la pérdida y en el noveno minuto llegó el pase de Coentrao y el remate hábil de Higuaín, quien había buscado la penetración con facilidad pese a los cinco defensas. La Línea Maginot no sirvió para nada.
Llegar al descanso con un solo gol en contra no podía ser esperanza alguna para los realistas. Todo hacía indicar que la victoria sería para el Madrid. Lo tenía fácil, pero jugando a la manera de los segundos tiempos pasó algún apuro. Esta vez no había goleada en el marcador. Lo sucedido en encuentros anteriores quedó en cierto aburrimiento. Anoche si hubo alguna emoción fue por la tardía reacción donostiarra.
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