Cataluña

Laporta un paseo entre lechugas rodantes

Joan Laporta intentó darse un baño de masas en el mercado del Ninot, aunque las cosas no acabaron de salirle muy bien por el poco eco que tuvo su visita. 

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Las campañas electorales también sirven para que uno se conozca un poco más por obra y gracia de la clase política. Por ejemplo, yo no sabía que trabajaba en una caverna. La redacción en la que escribo tiene grandes ventanales, está muy bien iluminada, hay un tráfico fluido de gente y se comunica perfectamente con el exterior. Sin embargo, según Joan Laporta, esto es una caverna. Por esa razón, para ver como se vive fuera de la caverna, decidí seguir ayer al ex presidente del Barça, perdón, quería decir al candidato de Solidaritat Catalana. Esparaba que, tras días encerrado en mi cueva, quedaría ciego ante la luz que desprende Laporta.

El ex presidente del Barça, perdón, otra vez me equivoqué, quería decir el candidato se quiso dar un baño de masas en un mercado, en este caso el del Ninot. Allí acudió acompañado de Anna Arqué y Uriel Bertran, entre otros. No había ningún periodista entre los integrantes del séquito, salvo este humilde escriba y nuestro fotógrafo. Es como si nadie quisiera saber de sus propuestas electorales.

La verdad es que a Laporta se le vio poco suelto en su paseo por el mercado. Se entretuvo andando por las diferentes paradas, pero hizo poco caso a los clientes del Ninot. Cuando se acercó a algún posible votante, comentó lo que parecía un discurso profundo: «¡Animaros! Los otros candidatos ya sabéis como son». También intentó algún golpe efecto que acabó fallando.

Por ejemplo, a un charcutero le dijo que «me he enterado que eres de Castellón. ¡Vivan los Países Catalanes!». Sin embargo, el charcutero se mostró poco receptivo ante el ataque de ardor patriótico. Más curioso era ver al resto de séquito de Solidaritat tropezando hasta dos veces en una verdulería y consiguiendo el mismo efecto: que las lechugas acabaran rodando por el suelo.

Laporta firmó un autógrafo con el lema «Visca el Barça!» como motor de la rúbrica y repartió publicidad asegurando que con la independencia todos tendremos 3.000 euros por barba. La gran tragedia es que ese discurso lo pone en marcha con unos falsos billetes con esa alta cantidad. Casi todos los comerciantes le preguntaron si el billete era auténtico. Laporta juró que era falso. ¿Tal vez era una promesa electoral?