Galicia

CiU pide un «plante» a los Presupuestos para forzar el adelanto electoral

El nuevo chantaje de los nacionalistas vascos es firme. O el Gobierno consiente o ya puede «llamar a otra puerta».

Arthur Mas y Felip Puig
Arthur Mas y Felip Puiglarazon

El «no» a los Presupuestos de 2011 es la estrategia a seguir para que, de una vez por todas, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se dé por aludido y convoque un adelanto electoral. Cierto es que el principal partido de la oposición así se lo ha pedido al jefe del Ejecutivo en numerosas ocasiones, pero han sido los partidos minoritarios quienes han recogido el testigo y han tomado la iniciativa. Y es que de sobra es conocido el papel determinante de estas formaciones a la hora de inclinar la balanza de las votaciones a favor o en contra.

La primera advertencia seria llegó de la mano del portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida. Sucedió el pasado 27 de mayo, justo después de que esta formación anunciase que se abstenía al «tijeretazo social» por «responsabilidad». Ese día, Duran Lleida fue claro y conciso con el presidente del Gobierno: «Haga los deberes, deshaga lo que ha hecho mal y, entonces, convoque elecciones generales», ya que su «etapa se habrá acabado». Y acto seguido le dejó claro que su formación no le apoyaría en los Presupuestos para forzar así el adelanto electoral. Lo que no sabía el portavoz de CiU es que el PNV tenía sus propios planes.

Por un objetivo común

Durante el verano Duran Lleida se ha mostrado tajante y no ha sido el único. Ayer, fue el secretario general adjunto de Convergència, Felip Puig, quien, en un intento por reunir más adeptos a su causa, se dirigió a sus «socios y vecinos políticos del PNV» y les sugirió que «sería bueno que, más allá de regates a corto plazo, vieran y se convencieran de que es necesario un cambio de rumbo, también político en el Gobierno español». En declaraciones a Radio Euskadi, Puig explicó la conveniencia de rechazar los Presupuestos para forzar entre todos unas elecciones anticipadas y, quién sabe, quizá un «cambio de Gobierno».

Y aunque esta insistencia de CiU puede resultar cuando menos llamativa, hay que recordar que la historia le da la razón y que no es la primera vez que esta estrategia les sale bien. Hay que remontarse al otoño de 1993, fecha en la que Jordi Pujol, líder de CiU en esos momentos, tomó la decisión de votar en contra de los Presupuestos presentados por un debilitado Felipe González. Su hazaña provocó que el jefe del Ejecutivo socialista anticipase las elecciones en marzo de 1994.

Pero, ajenos a la historia, desde el PNV ven la situación desde otra perspectiva: la del chantaje. Ayer, y tras obtener el «sí quiero» de Zapatero para negociar, con el autogobierno sobre la mesa, quiso dar aún una vuelta de tuerca más. El encargado de hacerlo fue el líder del PNV en Vizcaya, Andoni Ortuzar, quien advirtió al Ejecutivo de que, si las políticas activas de empleo no se transfieren al País Vasco de acuerdo a lo establecido en su Estatuto de Autonomía, el Gobierno socialista puede «llamar a otra puerta» para negociar las cuentas del Estado porque la del PNV «va a estar cerrada».

Su objetivo no es otro que sabotear de nuevo el traspaso de las políticas activas de empleo que negocia el lendakari, Patxi López, con Madrid desde hace meses y que está previsto finalice a mediados de septiembre. Hay que recordar que fue precisamente la intervención de los nacionalistas vascos en los anteriores Presupuestos la que impidió el traspaso este mismo año de las políticas activas de empleo.

Objetivo, el autogobierno

Desde el PNV saben que tienen la sartén por el mango y se atreven, incluso, a opinar sobre las negociaciones de otros. Así, Ortuzar no tuvo reparos en señalar que tienen «mucho miedo» de que el lendakari «por darse prisa, por sacarse una foto», negocie «mal» este traspaso. A su juicio, la negociación del Gobierno vasco «va por una vía muy devaluada» y pone en peligro un traspaso que supondría «la verdadera demostración de que el Gobierno de Madrid tiene voluntad política hacia Euskadi y hacia el autogobierno vasco».


Las eternas trabas nacionalistas a las cuentas del Estado

1993
La primera ocasión en la que los nacionalistas tomaron conciencia del papel determinante que desempeñan en la política española fue en la votación de los Presupuestos de 1994. Entonces, CiU, liderado por Jordi Pujol, votó en contra de las cuentas presentadas por Felipe González y éste se vio obligado a anticipar las elecciones generales.

2008
El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero logró salvar «in extremis» las cuentas del Estado para 2009 gracias al PNV y el BNG. Un apoyo que le costó al Estado más de 200 millones. En concreto, una transferencia parcial de I+D+i al País Vasco que supuso un desembolso de 85 millones al año y un aumento de la inversión en Galicia que ascendió a 125 millones.

2009
Los Presupuestos para 2010 también tuvieron sus más y sus menos. Una vez más, el PNV fue el protagonista. Su afán negociador torpedeó el traspaso de las políticas activas de empleo al País Vasco en 2010. El argumento esgrimido entonces por los nacionalistas fue que sin el traspaso añadido de las políticas pasivas de empleo, es decir, sin la gestión del dinero, sería una operación incompleta.