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Merkel frena en seco a Hollande

La canciller advierte de que el «pacto fiscal es innegociable» y exige respetar los acuerdos firmados.Tratarán sus divergencias en una reunión bilateral en Berlín después de jurar el cargo de presidente 

Merkel frena en seco a Hollande
Merkel frena en seco a Hollandelarazon

BRUSELAS- La canciller alemana, Angela Merkel, decidió ayer dejar las cosas claras al recién elegido François Hollande. El hecho de que estén condenados a entenderse y los vientos que piden un cambio de ruta en la Unión Europea parezcan favorables al socialista francés, no la amedrentaron y la líder alemana advirtió a su homólogo de que el pacto fiscal «no es negociable».

Aunque aseguró que recibirá al nuevo inquilino de el Elíseo «con los brazos abiertos» y ya han comenzado a buscar fecha para el encuentro en cuanto él jure el cargo el 15 de mayo –se baraja el día 16–, Merkel no dio señales de que esté dispuesta a aflojar su tradicional firmeza a favor de la disciplina presupuestaria en la UE frente a un hombre que ha defendido que con su llegada comenzará «un cambio en Europa».

«En Alemania somos de la opinión, y yo lo soy personalmente, de que el pacto fiscal no es negociable», declaró Merkel en rueda de prensa, para recordar que «ha sido negociado y firmado por 25 países».

En este sentido, recordó que la celebración de elecciones y cambios de color político no modifican los acuerdos suscritos entre los Veintisiete, donde se pacta entre Estados, no entre gobiernos, puesto que de no ser así «no se podría trabajar en la Unión Europea». «Nos encontramos en medio de un debate en el que Francia, por supuesto, con su nuevo presidente, aportará su propio énfasis, pero estamos hablando sobre dos caras de la misma moneda: el progreso solo será posible a través de la solidez financiera y del crecimiento», manifestó la canciller. Por tanto, Alemania está dispuesta a trabajar con Hollande «intensamente» en busca de una fórmula para «lograr a la vez una consolidación presupuestaria y un crecimiento sólido», ya que, en su opinión, «lo uno no va sin lo otro». Sin tocar el texto del Pacto Fiscal, que ya ha sido ratificado por Grecia y Portugal y todavía necesita la aprobación parlamentaria del resto de los países firmantes, toma fuerza la opción de introducir un anexo dedicado al crecimiento. Sin embargo, en este punto también existen divergencias entre París y Berlín, pues para el primero el crecimiento tiene que venir acompañado de inversiones que fomenten la actividad económica, mientras que para el segundo no puede permitirse más gasto.

Merkel, que también tuvo discrepancias con Nicolas Sarkozy en materias como el papel del Banco Central Europeo, la tasa de transacciones financieras e incluso la comunitarización de la deuda, tendrá ahora que hacerse valer ante un político que ha hecho precisamente de su oposición a las políticas alemanas de austeridad uno de sus caballos de batalla, aunque en su primer discurso tras la victoria enviara señales de tranquilidad a los mercados y a la propia Merkel.

La canciller alemana reconoció incluso ayer que entre dos países «con una relación tan especial de amistad» será preciso dialogar mucho y, como muestra un botón, fue una de las primeras que telefoneó al ganador de las elecciones para felicitarle. Hasta que el nuevo eje franco-alemán se engrase necesitará además «otros encuentros», bilaterales o multilaterales, en las próximas cumbres de la UE, del G8 o de la OTAN.

Probablemente, el ámbito europeo sea una de las primeras ocasiones en las que Hollande dará rienda suelta a sus teorías económicas, pues el propio presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, anunció en vísperas de las votaciones que desea convocar una cena informal de jefes de Estado y de Gobierno para preparar la cumbre en junio. Los rumores apuntan a que, a expensas de las agendas de los líderes, ésta podría celebrarse el 31 de mayo.

En su primera entrevista publicada tras la elección, Hollande ha dejado claro que seguirá blandiendo la bandera del crecimiento, pero se alejó de las zonas de sombra señalando que no cree en las fórmulas keynesianas del pasado: «Los medios no pueden ser el gasto público adicional, ya que queremos luchar contra ello, o exenciones de impuestos, que no se nos permiten».

Sin embargo, apostó por la aplicación de «instrumentos a escala europea», como aumentar el capital del Banco Europeo de Inversiones, la movilización de los fondos estructurales y el impuesto sobre las transacciones financieras para financiar obras de infraestructuras. Además, no esquivó el gran quebradero de Merkel: los eurobonos o «bonos de proyecto». «Sobre este tema, vamos a tener conversaciones con nuestros socios, y en particular con nuestros amigos alemanes, pero no pueden poner dos bloqueos a la vez, uno sobre los ‘‘eurobonos'' y otro sobre la refinanciación de deuda directamente por el BCE», manifestó. El desafío está claro.