Los rebaños vuelven a la trashumancia tras cinco años parada por enfermedades

Avila- La Junta de Castilla y León ha vuelto a permitir el paso de ganado trashumante tras cinco años de ausencia debido a la restricción en los permisos por el riesgo de contagio de algunas las enfermedades del ganado, lo que tampoco ha provocado en este tiempo la desaparición total de la trashumancia, dado que en algunos lugares de nuestra Comunidad se podía transitar con los certificados oportunos. Ya en la primavera subieron por las tierras de la Comunidad y ahora vuelven a bajar, informa Ical.
Este movimiento de personas y ganado es la trashumancia, una cultura que la Asociación Trashumancia y Naturaleza pretende que no se olvide, por lo que, en colaboración con el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM) y los fondos europeos Feader, trabaja en su recuperación, así como del patrimonio «único y extraordinario» que suponen las vías pecuarias, principalmente las de La Mesta (que transitan casi todas por Castilla y León) y que fue creada por el rey Alfonso X «El Sabio» en 1273 para reunir a todos los pastores de León y de Castilla.
Tras un tiempo en el que la trashumancia no pudo discurrir por las cañadas, cordeles y veredas de esta Comunidad Autónoma por problemas sanitarios, en 2011 las miles de cabezas de ganado se han vuelto a mover a larga distancia con los correspondientes certificados de autorización por las cañadas de la región gracias, entre otros aspectos, a este proyecto, así como a la autorización de la Junta para poder hacerlo por las provincias de Ávila, Segovia y Burgos.
«Como transportar el ganado en camión no tiene ningún valor ecológico, pues dejamos de subir a las montañas de León y Palencia, y trasladamos el proyecto a Castilla- La Mancha y Aragón, hasta dónde se dirigía la trashumancia desde Andalucía, moviendo 20.000 cabezas», afirmaron los expertos. Precisamente hoy, un rebaño de ganaderos sorianos procedente de La Rioja discurrirá por la Cañada Real de Madrid.

Lucha contra la crisis
A juicio de los promotores del proyecto, este patrimonio mundial único y extraordinario que supone la milenaria red española de vías pecuarias, bienes de dominio que enlazan entre sí desde hace siglos la mayoría de las comarcas de España, «debe constituir un eje fundamental para el desarrollo sostenible del territorio, contribuyendo a la conservación y aprovechamiento de los recursos naturales, a la protección del medio ambiente frente al cambio climático, a la preservación de la biodiversidad y de los valores culturales y sociales».