Crisis en el PSC
El PSC flexibiliza las normas de sus primarias en busca de un revulsivo
Hereu reclama a la dirección del PSC que sea neutral en el proceso interno y obtiene su compromiso.
BARCELONA- El PSC abandonaría el Ayuntamiento de Barcelona si hoy se celebrasen elecciones municipales. Los socialistas han perdido buena parte de su respaldo popular en los últimos años y creen haber encontrado en sus elecciones primarias una suerte de revulsivo electoral. Al menos así lo creen todas las partes involucradas en el combate que van a librar Jordi Hereu y Montserrat Tura. Según el reglamento del PSC, la ex consellera necesita el 40 por ciento de los avales de la militancia para convertirse en candidata a las primarias, pero la propia federación del PSC de Barcelona –controlada por Hereu– abrió ayer la puerta a designar directamente a los aspirantes para facilitar su batalla.
Los socialistas han hallado en las primarias una fórmula perfecta para proyectar sus propuestas y fortalecer al ganador. No temen el evidente riesgo de escenificar ante la opinión pública una descarnada guerra interna porque, al fin y al cabo, ahora están mucho más cerca de la derrota que de la victoria en las elecciones al Ayuntamiento de Barcelona. Dicho de otra forma, el PSC cree que no tiene nada que perder en las primarias. Al contrario.
«Primavera socialista»
De hecho, la dirección del PSC presentó ayer el duelo entre Hereu y Tura como «un ejercicio de democracia y transparencia que será el preludio de una primavera municipal socialista». A nadie se le escapa que la cúpula socialista ha visto en las ambiciones de la ex consellera una oportunidad magnífica para sacudir la maltrecha candidatura del PSC a la alcaldía de Barcelona. Sin embargo, ayer se comprometió a no tomar partido por ninguno de los dos aspirantes. «La comisión ejecutiva del PSC se abstendrá de dar apoyo a uno u otro candidato y llama a todas las comisiones ejecutivas del partido en los diferentes ámbitos a actuar de la misma manera», afirmó en un comunicado. Así complació a Hereu, consciente de que no tiene de su lado a la cúpula controlada por Montilla.
La otra decisión más sobresaliente que adoptó la dirección del PSC para agitar su candidatura municipal fue abrir el proceso interno a los simpatizantes, un total de 8.616, y no únicamente a la militancia de Barcelona, formada por 3.416 personas.
Es importante subrayar que los militantes y los simpatizantes votan en urnas distintas. En caso de que el resultado de ambas votaciones no coincida, es decir, llegado el extremo de que los afiliados apuesten por un candidato diferente al de los simpatizantes, será el consejo nacional del PSC el que escoja al aspirante a la alcaldía de Barcelona.
No hay que descartar que ésta sea finalmente la resolución del proceso interno de los socialistas porque a Hereu se le atribuye mayor ascendencia sobre la militancia. No obstante, su estrella se está apagando desde hace tiempo y, quizá, este factor juegue en su contra entre los simpatizantes.
Sea como fuere, la batalla va a ser cuerpo a cuerpo. Ambos se han comprometido a desarrollarla con guante blanco, pero la realidad es que ninguno de los candidatos de estas primarias puede guardarse energías ni recursos porque se juegan su futuro político. Pero aún es más importante lo que se juega el PSC, cuyos vastos dominios municipales están amenazados.
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