Artistas
Pilar Tabares y su numerosa familia peluda
Su camada ha ido creciendo de forma muy seguida y natural. Pero con tantos hay que saber dividirse y poner cierto orden. Y lo ha logrado. Por ejemplo, «cuando salgo de paseo al campo me llevo a una mitad y otro día a la otra».
Pilar Tabares, directora del veterano programa de Radio Nacional de España «Me lo dices o me lo cantas» y del más reciente «La noche en vela», tiene una auténtica familia numerosa canina. Ni más ni menos que ocho perros forman su «tropa». ¿Cómo se llega a tener tantos? «Pues porque una cosa lleva a la otra», responde ella con toda naturalidad. «Primero tuve un dogo, y luego recogí a una perrita abandonada. Y de ahí, fue todo como muy seguido y natural hasta tener ocho perros». Tan natural como que cuando alguna de las hembras tiene cachorros «les busco dueños, sí, pero siempre me quedo con uno para mí. Porque cada vez hay alguno que tiene algo que lo hace diferente y me lo quedo».
Tabares, que ha sido productora de programas y series emblemáticos de Televisión Española como «Verano azul», y más conocida popularmente por su papel como jurado en Operación Triunfo, empezó a incorporar perros a su vida hace unos veinte años. Algunos han llegado a la familia por caminos poco habituales. «Tuve una dálmata que había estado en la "compañía"del musical "101 dálmatas"en el teatro, con Miriam Díaz Aroca como protagonista. Claro, tenían que ser cachorritos así que, cuando les crecían, tenía que irlos cambiando. Así llegó 102, que fue como la llamé, a mi casa».
El caso es que ahora cinco cockers, Sparrow, Perla, Lita, Quequé y Yuni corretean por su jardín junto a «Mamut, un yorkshire de cuatro meses; Piltra, de piltrafa, que es parecida a un schnauzer, y Tizón, un «chuchow», porque es mezcla de chow chow y chucho, que tiene cinco años y es el más mayor». Unos han nacido en casa y alguno es adoptado, como Piltra, «la encontré en una perrera cuando estaba buscando a otra que se me había escapado en la playa». Otros se los han regalado amigos.
Sus perros son «mi vía de escape de las tensiones del día a día, estar con ellos y jugar me cambia el chip. Mientras estoy con ellos no pienso en otra cosa, así que no hay nada que me desconecte más. Además, dan buen rollo a la vida en casa. No me aburro porque todo el tiempo están pasando cosas».
Cambios
También tiene su parte menos idílica. «Dan bastante trabajo y claro que me condicionan la vida. Por ejemplo, no me puedo ir de vacaciones a cualquier sitio y veces los tengo que repartir entre mi casa y la de mi pareja. Y el tema sanitario, las vacunas y de vez en cuando alguna operación, me supone un gasto importante». Reconoce que ha cambiado el coche por la furgoneta por los perros, igual que ha pasado de piso a casa con jardín por ellos, «aunque aquí no hay césped, sino tierra y los túneles y agujeros que hacen. Eso sí, al huerto no pueden pasar».
Como en cualquier familia numerosa se comparte mucho: «Tienen un gran cacharro donde comen todos, por supuesto cuando Perla, que es como la jefa, ha comido ya y les deja el turno a los demás». Hay austeridad: «Aquí se juega con piedras y palos. Yo no compro juguetes para mascotas como hace mucha gente». Saben perfectamente que hay que respetar los turnos, «cuando salgo de paseo al campo me llevo a una mitad y otro día a la otra». Una parte de la vida familiar gira alrededor de la cocina. «Siempre se arriman a mí cuando estoy guisando, y siempre les cae algo».
No obstante, ella tiene claro «que son perros, así que ñoñerías las justas». Y se ríe al recordar cuando su hijo le decía «mamá, yo quería tener un perro, pero esto…».
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