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La Liga insostenible

La Razón
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Adrián, solo delante de Valdés, malbarató la primera ocasión del partido. Villa recibió de Messi, se fue a la derecha, a punto de cegar el ángulo, chutó y el balón llegó a la red entre las piernas de Aranzubía. Destellos frente a calidad. El Deportivo, como tantos otros, con el marcador en contra fue una cáscara de nuez en el Cabo de las Tormentas; el Barça, un tifón.
La admiración de Lotina por el equipo azulgrana nada tiene que ver con el resultado de Riazor. Cualquier acusación de entreguismo no se sostiene. La diferencia entre el Barcelona y el Deportivo es abismal, como entre el Real Madrid y el resto de componentes de la otra Liga, un modelo agotado. No lo olvidemos, el dinero no da la felicidad, pero hay que ver cómo ayuda.
José María del Nido lucha por sus intereses con el egoísmo que le caracteriza. Quiere más pastel televisivo. Monchi ya no encuentra los chollos de antes y el equipo lo acusa. Es vulgar. Mejorarlo cuesta lo que no tiene y sólo la venta de alguna joya podría aliviar su calvario. Alves, Keita y Adriano se los compró el Barça; el Madrid, a Sergio Ramos, antes a Baptista. Vender para sobrevivir. Como el Valencia, que, sin Villa ni Silva, nunca subirá del segundo escalón. Tampoco el excelente y voluntarioso Villarreal –esto queda escrito antes de jugar en el Santiago Bernabéu–.
Así, mientras que el Atlético de Madrid, un ejemplo más de la escala inferior, vende a Simão para ahorrarse la ficha y contrata a Elías o a Miranda, el Barcelona ultima el fichaje de Cesc y el Madrid acorrala a Fernando Llorente. La Liga insostenible. Del Nido, con razón, aspira a un reparto de los derechos de televisión más equitativo para que la diferencia entre Barça y Madrid y los demás no sea cada temporada más abismal y la Liga una milonga.